Por qué no soy una musulmana "moderada"



por Asma Khalid


El mes pasado tres musulmanes fueron detenidos en Gran Bretaña en relación con los atentados de Londres de julio de 2005. Al calor de tales hechos, un buen número tanto de no-musulmanes como de musulmanes pidieron que intervinieran musulmanes “moderados”, partidarios de la paz, que hablaran contra los actos violentos supuestamente perpetrados en nombre del Islam. Y para evitar que sean asociados con el terrorismo, determinados musulmanes deciden adoptar la etiqueta de “moderados” para describirse a sí mismos.

Yo soy una musulmana que abraza la paz. Pero, si hay que ponerme un etiqueta estereotipada, prefiero mejor ser considerada “ortodoxa” que “moderada”.

“Moderado” implica creer que los musulmanes que son más ortodoxos son en alguna medida reaccionarios y violentos. Y en nuestro actual clima mediático, progreso y paz están restringidos a los musulmanes “moderados”. Ser un musulmán “moderado” supone, a ojos de la sociedad occidental, ser un musulmán “bueno” y maleable.

Recientemente participé en la Universidad de Cambridge, donde realizo mi doctorado, en un debate sobre la democracia occidental y el Islam. Esperaba que los contertulios de uno de los lados presentaran una lista de quejas contra el Islam llena de prejuicios, y que después abogaran por su supuesta incompatibilidad con la democracia, como así hicieron.

Pero lo más preocupante fue que los del otro lado, que en teoría apoyaban la relación armónica del Islam y la democracia occidental, basaran sus puntos de vista en argumentaciones falsas. Aunque estos contertulios –entre los que se encontraban un antiguo alto responsable del gobierno y un premio Nóbel de la Paz– eran bienintencionados, de hecho acabaron creando más prejuicios. Mediante sus alusiones a musulmanes "moderados", ofrecieron un discurso simplista y paternalista que proponía que los musulmanes tal vez podrían un día llegar a estar a la altura de la civilización occidental.

Tras el 11-S se ha hablado mucho de la necesidad de “musulmanes moderados”. Pero entonces ser un musulmán “moderado” viene a significar que Osama Bin Laden and company representarían la cúspide de la ortodoxia, que el Islam ortodoxo implica en alguna medida la violencia, y que, por lo tanto, si yo soy partidaria de la paz, es que no estoy aceptando al completo todos mis deberes religiosos.

Rechazo ser considerada una musulmana “moderada” si el efecto de esto es admitir inintencionadamente que los atentados con bomba son un deber religioso para el musulmán ortodoxo. Porque ortodoxo quiere decir adherirse plenamente a los principios de una religión.

La imagen pública que consigue la expresión “Islam moderado” es injuriosa para toda la comunidad en el mundo. Puede provisionalmente aplacar el dolor cuando los llamados “extremistas islámicos” atacan. Pero en realidad crea heridas más profundas, porque esta expresión indirectamente etiqueta al Islam entero como violento.

La expresión "musulmán moderado" es en este contexto una redundancia. En la tradición islámica el concepto de vía intermedia es central. Los musulmanes y las musulmanas creemos que el Islam es un sendero de moderación en sí mismo, wasatiyya. Este nombre es usado precisamente por una asociación popular musulmana británica, la Radical Middle Way, cuyo objetivo es luchar contra la imagen violenta del Islam mediante el estudio de hechos contrastados.

Así se demostró en una conferencia que la asociación organizó en febrero. El mejor conferenciante de la noche fue Abdallah Bin Bayyah, un sheij mauritano de edad avanzada, vestido con amplia ropa blanca, y con una gran barba gris.

El discurso que salía de la boca del sheij –en árabe– era notoriamente progresista. Refutó creencias equivocadas sobre el Islam, habló de tolerancia y contó a los hermanos musulmanes una verdad incómoda: “Tal vez mucho en la presente crisis provenga de nosotros”, dijo amonestándolos afablemente. Recriminó a los musulmanes que explicaran sus creencias de forma inadecuada, dejando así que otras voces, antidemocráticas, hablaran por ellos.

Yo estaba sorprendida por su preciso análisis, dada su apariencia “tradicional” y “religiosa”. Y después me sorprendí de mi sorpresa. ¿Hasta qué punto yo, una mujer musulmana con hiyab que cursaba estudios sobre Islam y Medio Oriente, había interiorizado las falsas representaciones sobre mis propios hermanos musulmanes? Durante mucho tiempo, yo había recibido una falsa imagen de lo que realmente significa ortodoxia islámica.

El sheij continuó hablando, refutó mediante citas de aleyas coránicas y hadices la interpretación violenta de yihad de Míster Bin Laden. Se refirió a la yihad como cualquier tipo de “buena acción” y contó una reciente conversación que había tenido con un jurista no musulmán, que le preguntó si elegir a una persona respetable para un cargo podría ser considerado yihad. El sheij respondió que sí, porque votar por alguien que está a favor de la verdad y que apoya la justicia es una buena acción.

Este sheij, y no Bin Laden, es la verdadera imagen de la ortodoxia islámica.

Este sheij, y no Bin Laden, es quien ha estudiado y conoce el Islam. Este sheij, y no Bin Laden, es el auténtico erudito en temas islámicos. Y decir de él que es un musulmán "moderado" sería un error.


Fuente:
Christian Science Monitor, 23 de abril de 2007
Traducción Observatorio de la Islamofobia