La nueva derecha extrema



por Jordi García-Soler


La irrupción de una formación política xenófoba y racista como Plataforma per Catalunya (PxC) en las elecciones municipales del 27-M, ampliando su implantación en El Vendrell, Vic, Manlleu y otras ciudades catalanas con un elevado porcentaje de población inmigrante, demuestra la inteligencia de un historiador como Xavier Casals, que lleva ya mucho tiempo anunciando que la derecha extrema se presenta ahora bajo un nuevo ropaje, con un rostro demagógico y populista, que en apariencia poco o nada tiene que ver con el rancio lenguaje de los nostálgicos del franquismo.

Así como en su libro “¿Nuevos fascismos?” (Península, 1998) José Luis Rodríguez Jiménez analiza las nuevas corrientes de la extrema derecha y el neofascismo en Europa y Estados Unidos, en su libro “Ultracatalunya” (L’Esfera dels Llibres, 2006) Xavier Casals condensa cerca de veinte años de investigación y reflexión sobre el resurgimiento de una nueva derecha extrema en España, y de un modo más concreto en Cataluña. PxC se está convirtiendo ya en modelo y estímulo de modernización para otras organizaciones españolas similares, hasta ahora ensimismadas en su nostalgia de la dictadura de Franco. Xavier Casals lo sintetiza muy bien: “Cataluña ha sido el lugar en el que la ultraderecha ha reflejado claramente la transición de una extrema derecha “tradicional” –nostálgica y corporativa- a una derecha populista y radical de tipo “postindustrial” y homologable con el resto de realidades europeas”.

Esta nueva derecha extrema, encabezada por ahora por PxC, rehuye la vieja estética falangista y se presenta ante la opinión pública con líderes vecinales dispuestos a sacar partido de la xenofobia, centrada en especial en los nuevos aires de islamofobia alimentados por el temor al "terrorismo de Al Qaeda". Partiendo de plataformas ciudadanas y sin recurrir ya a las viejas doctrinas fascistas y a las soflamas patrioteras, esta nueva derecha extrema culpa a los inmigrantes de todos los problemas habidos y por haber, con una demagogia populista que cuaja especialmente en los sectores más populares, que suelen ser casi siempre los más directamente afectados por una llegada masiva de inmigrantes que, a nivel global, contribuyen al desarrollo de nuestro país.

Fuente: El Plural, 22 de agosto de 2007