“Ni Putas Ni Sumisas”: un aparato ideológico del Estado




por Stéphanie Marteau y Pascale Tounier



Este artículo está extraído del libro Black, Blanc, Beur…, publicado por Stéphanie Marteau y Pascale Tounier en 2006, Editions Albin Michel. Está escrito por lo tanto antes del nombramiento de Fadela Amara como Secretaria de Estado en el actual gobierno Fillon-Sarkozy.



Aislada de la calle, sin base social real, políticamente oportunista pero “buena cliente” mediática, la asociación Ni Putas Ni Sumisas, presidida por Fadela Amara, ha ganado su reconocimiento institucional al producir un discurso estigmatizador de los suburbios franceses y de sus habitantes.

“No a las violaciones colectivas”, “no a los matrimonios forzados”, “no a la poligamia”… Incansable denunciadora del “sexismo de suburbio”, la presidenta de Ni Putas Ni Sumisas, la asociación de las chicas de los barrios, está desbordada. En las páginas de las revistas con Kate Barry, la hija de Jane Birkin o Arlette Laguiller…, Fadela Amara está en todas partes. En el palacio de Matignon, para un desayuno con el Primer Ministro; en el plató de TF1 para una entrevista; en la plaza Beauvau, donde se la reclama. Su secretario de prensa anuncia que ha abandonado un concierto por la “mixicidad” en el Olympia para volar a Ginebra. ¡Porque se la consulta también sobre las negociaciones de paz en Oriente Próximo! El periodista de la agencia Capa, que esboza su retrato para el canal Arte, la sigue con dificultades.

Pero ninguna causa la moviliza más de dos horas seguidas. ¡Con su agenda sobrecargada, imposible asumir las misiones que le confían todos los ministros! En el Comité de Evaluación de la Agencia Nacional de Renovación Urbana (ANRU), organismo clave de la política del barrio de Jean-Louis Borloo [Valenciennes], donde ella tiene un puesto, nadie la conoce. Cansado de sus ausencias, el presidente del comité, Yazid Sabeg, ha decidido aplicar el reglamento. La carta que éste le dirigió el 20 de abril de 2005 no contiene ambigüedades: la considerarán como dimisionaria si ella no hace acto de presencia en quince días. Sabeg se había dado cuenta del error de casting incluso antes del primer consejo de administración. Pero su amigo Borloo defendía la candidatura de Fadela Amara, en razón de que ella “conocía el terreno”… “¡Ella inventó para él la expresión “quebrar los ghettos”!” se queja Sabeg. En el medio sigiloso de las instituciones, la agitación permanente de Fadela Amara le sirve de tarjeta de visita. Todo el mundo se disputa la presencia de “la Señora Suburbio” [“Madame Banlieue”].

Fadela Amara, presidenta de Ni Putas Ni Sumisas
(foto David Cohen, página web de NPNS)


El Observatorio de la Paridad no puede pasar sin ella. La Comisión Nacional Consultativa de los Derechos del Hombre (CNCDH) le pide su presencia para cualquier tema. En marzo de 2005 es nombrada miembro de la Alta Autoridad de Lucha contra las Discriminaciones y por la Igualdad (HALDE, en sus siglas en francés). Portavoz del “movimiento anti-velo”, se vuelve imprescindible para la Comisión Stasi que decide sobre “los símbolos religiosos en las escuelas”, y que la recibe en diciembre de 2003. Delante de estos “expertos”, Fadela Amara despliega todo su poder de convicción para contrarrestar el “retorno del oscurantismo”. En su boca, las musulmanas con pañuelo se convierten en “soldadas del fascismo verde”, y expulsarlas de los colegios es todavía un castigo demasiado leve: “Es urgente reafirmar la laicidad como valor central y poner fin a prácticas arcaicas que oprimen a las mujeres. En los barrios, los grupúsculos islamistas son cada vez más potentes”, declara. Fadela Amara no deja de tener contradicciones. Dos meses antes, en su biografía, se declaraba opuesta a que se “legislara sobre un tema tan sensible”: “Llevar el velo se ha convertido para algunos en un nuevo argumento político que les permite estigmatizar a los musulmanes y a los suburbios” [1]. ¿Qué sucedió entre tanto? El 12 de noviembre de 2003 la dirección del Comité Ejecutivo del PS, de la que es miembro, decidió apoyar la ley que prohibiría el pañuelo y votarla en la Asamblea Nacional.

Fadela Amara es una ambidextra, una emprendedora que lo ha entendido todo. Adapta la oferta a la demanda, toma posición con el sector ideológico en alza y arrambla con los beneficios de mercado del nuevo feminismo. Ella se ha convertido en la gran sacerdotisa de los políticos y de los medios de comunicación.


Cruzada mediática

Porque su ascensión es fulgurante. Todo empieza en la indiferencia general, en enero de 2002. Ella es todavía una ilustre desconocida, presidenta de la Federación Nacional de la Maison des Potes [2]. Organiza la reunión general de mujeres de barrios en la Sorbona.

Diez meses después, en Vitry-sur-Seine, una joven, Sohane Benziane, muere en un basurero quemada viva por un joven de origen magrebí de su ciudad. Al mismo tiempo, Samira Bellil publica En el infierno de las violaciones colectivas [3], un testimonio estremecedor de las violaciones que ella ha sufrido. Dos hechos sórdidos diferentes que resuenan con fuerza en el terreno mediático. La opinión pública está sobrecogida. Es el momento para Fadela y su equipo de salir en cruzada contra los “machistas de suburbio”. Entre febrero y marzo de 2003, la marcha de las mujeres de los barrios pasa por veintitrés ciudades de Francia. Amara sabe que para existir hay que captar la atención de los periodistas. La comunicación se confía a un profesional, Frank Chaumont, reclutado por la presidenta en persona la víspera de la marcha, en febrero de 2003. Es un miembro de la “familia”: antiguo afiliado de SOS Racisme de Toulouse, ha sido redactor jefe de la radio Beur FM, empleado del servicio de prensa de la fundación Danielle Mitterand, responsable de la comunicación interna de la SNCF… En fin, tiene sus tablas.

Una antigua portavoz del movimiento, Ingrid Renaudin, supo apreciar inmediatamente el buen hacer del comunicador [4]: “Después de la marcha, el discurso se estructuró. Chaumont, su tarea, era recolocarnos: había que pasar un mensaje corto y simple: “Es la muerte de Sohane la que ha provocado nuestra acción”. El eslogan dio en el blanco. Elle, Le Monde, Le Figaro, Le Nouvel Observateur… todos los órganos de prensa y de televisión abren sus páginas y sus micrófonos con la nueva asociación. “El discurso se simplificó”, continúa Ingrid Renaudin: “El contexto social no interesaba a los medios de comunicación, así que el mensaje perdió matices”, explica la joven, que ha abandonado el movimiento. “Muy rápidamente, el velo se convirtió en el único tema. Los medios de comunicación y Fadela se centraron en la denuncia del Islam radical, como todo el mundo tras el 11 de septiembre” [5]. Los primeros bajo el punto de mira: los muchachos de las periferias, machistas y a veces incluso integristas, que velan y violan a las jóvenes. Como explica la socióloga Nacira Guénif [6], NPNS (Ni Putas Ni Sumisas) ofrece la figura del detestable “muchacho árabe” al linchamiento mediático. “Poco a poco se va imponiendo una ecuación de un simplismo espeluznante: Islam de los magrebíes = no integración + violencia + antisemitismo + opresión de la mujer”, constata el sociólogo Laurent Mucchielli. “De manera que progresivamente son todos los valores que concebimos como el fundamento de la civilización occidental los que serían negados por estas poblaciones, percibidas como un bloque civilizatorio distinto: el Oriente musulmán” [7]. A la manera de un barómetro de la psicosis en el ambiente, NPNS se hace eco de los reproches que se les hacen a los jóvenes magrebíes.

Según los líderes de la asociación, procedentes ellos mismos de la inmigración, lo que debería invitarlos a establecer matices, los suburbios tienen el monopolio del sexismo, y el Islam el de la opresión de las jóvenes. Como prueba de ello, en la conferencia de prensa del 2 de marzo de 2005 Fadela Amara anuncia que NPNS no se manifestará con el resto del movimiento feminista el 8 de marzo, porque éste acepta entre sus filas a mujeres que llevan el pañuelo. En su apoyo surgen los VIPs más insólitos. Arlette Laguiller la primera [8], que aparece para testimoniar su “solidaridad con nuestras hermanas de Argelia, de Irán y de Arabia Saudita”. Ella desfilará el 6 de marzo con NPNS, sus nuevas “aliadas”.

El micrófono pasa enseguida a manos de Hamida Labidi, abogada tunecina responsable de la asociación Aime, cercana al régimen de Ben Ali, hasta el punto de que no duda en promover el “modelo tunecino” (cuyas carencias en derechos humanos son más que patentes) para “luchar contra el integrismo”: “Tenemos una revista electrónica que tiene por objeto criticar al Islam y a la comunidad musulmana. Participamos en la creación de una coalición internacional contra el Islam político. En Francia se asiste a un retorno sin precedentes del Islam. ¡Hay predicadores por todos lados! ¡El nuevo combate feminista consiste en decir no al Islam!”.

En cuanto a los suburbios franceses, Fatima Lalem, de Planning Familial, los describe como “barrios donde las niñas son violadas todas las tardes por señores elegidos para ellas como “maridos” por sus padres. Hoy se aprovechan de la República, que permite a las mujeres que llevan velo trabajar… ¡Pero se trata de mujeres que traen reivindicaciones políticas, que luchan contra la democracia!”. En un tropel de felicitaciones, Fadela Amara propone la cita del 6 de marzo para una manifestación prohibida a las “veladas”. Ese domingo, bajo las pancartas, se escuchaba: “¡Ni burka ni sharia, el Islam no pasará!”. “Los medios de comunicación les empujaron a radicalizar su discurso sobre el Islam”, admite Samuel Thomas, vicepresidente de SOS Racisme, casa madre, de alguna forma, de NPNS. Y añade: “¡Pero ella fue formada en SOS, debería saber cómo llevar el asunto! Es necesario que vuelva a centrarse sobre el feminismo, las cuestiones sociales…” [9].

Para justificar ante los periodistas declaraciones sobre el Islam tan violentas, la dirección de NPNS han recurrido a los testimonios de jóvenes mujeres de los barrios cuyas trayectorias han sido tan violentas como sórdidas. Es cierto que las agresiones no faltan en los barrios periféricos. Pero de aquí deducen una regla general. Y van de pesca a las reuniones. Así Samira Bellil, autora del impactante relato sobre las violaciones de las que fue víctima adolescente, es cooptada y se convierte en “madrina” de la asociación. Loubna Méliane, otra figura, hoy vicepresidenta de SOS Racisme, publica a su vez un libro contando el matrimonio forzado que sufrió a los diecinueve años. Los periodistas están rebosantes: gracias a esta asociación, que se reclama a la vez del feminismo y de los suburbios, tienen acceso a una fuente de informaciones delicadas de obtener. Las chicas de Ni Putas Ni Sumisas se convierten ellas mismas en suministradoras. Así, cuando la revista Elle publica una encuesta que da la palabra a jóvenes procedentes de la inmigración opuestas a que se pueda llevar el pañuelo en las escuelas [10], la mayoría de las entrevistadas son simpatizantes de NPNS. Algunos medios de comunicación apoyan activamente al movimiento. L’Humanité [11] le ofrece una tribuna de opinión a Loubna Méliane, una periodista de Le Monde escribe el libro de Fadela Amara [12]. La revista Elle contrata incluso a una miembro de la asociación como editorialista y una de las periodistas redacta una biografía de Safia Lebdi, la vicepresidenta del movimiento, aunque nunca se publicará… Otros medios, más cínicos, sacan provecho en términos de imagen, como Canal+ que le ofrece por segundo año consecutivo [13] varias horas de emisión a la asociación. Gracias a NPNS, la cadena del fútbol y del porno se compra una buena conciencia feminista a bajo precio.

Claramente, el consenso mediático es total. “Entre los periodistas y entre los políticos la “indignación” tiende a reemplazar cada vez más al análisis, la emoción reemplaza a la reflexión”, señala Laurent Mucchielli [14].


Amigos de todos los colores… políticos

Abril de 2003. Los estatutos de la asociación apenas han sido presentados en el registro y ya NPNS es la marca de referencia en materia de lucha contra las violencias ejercidas contra las mujeres. El éxito mediático de la marcha de las mujeres de los barrios convierte al movimiento en imprescindible. “Sin embargo”, recuerda un consejero de Jean-Pierre Raffarin [15], “las notas de los Servicios de Información que yo recibía cada mañana no demostraban un entusiasmo popular real… No había una gran cantidad de gente en sus manifestaciones, a pesar de que el bombardeo mediático dejaba suponer lo contrario” [16]. En el palacio de Matignon [17], los consejeros del Primer Ministro se dan cuenta enseguida de que la asociación no tiene apenas audiencia a nivel de calle. Cuando Fadela Amara acude a ver a los responsables de los sectores Juventud, Integración y Asuntos Sociales para conseguir subvenciones, los funcionarios le proponen la tarifa correspondiente a las asociaciones llamadas “ciudadanas”, es decir 40.000 euros al año. “Cuando le dije que no podía subir más, a Fadela Amara, que tiene siempre el aspecto de estar llorando y de hallarse tocada por la gracia divina, se le endureció la expresión”, refiere un consejero técnico: “Me dijo que ella quería 500.000 euros y que de ahora en adelante no hablaría más que con el Primer Ministro”. ¡Y por supuesto, Jean-Pierre Raffarin la recibirá tres veces! Él, hombre político, comprende rápidamente que el gobierno y este pequeño grupo reunido en torno a Fadela tienen mucho que ganar entendiéndose. Al día siguiente de la marcha, una conferencia interministerial dirigida por Nicole Ameline, y que reúne a Jean-Luis Borloo, François Fillon y los consejeros del palacio de Matignon, decide acceder a cinco reivindicaciones de la asociación: creación de una Guía del Respeto [18], puesta en marcha de puntos de escucha, acogida específica en las comisarías, formación del personal asignado y puesta a disposición de apartamentos de urgencia.

Para el equipo Raffarin, el movimiento feminista se presenta como un aliado tan útil como inesperado. Porque hasta la reunión de lo que se presenta como “los estados generales de las mujeres de los barrios” en enero de 2002, NPNS más bien interpelaba a las instituciones, insistiendo en los fallos de las políticas de integración. Curiosamente, un año más tarde, la asociación apoya el discurso securitario y represivo del gobierno. Para NPNS es necesario de ahora en adelante respaldar al gobierno en su voluntad de volver a llevar “el orden” a los “territorios perdidos de la República”. Agnès Josselin, que trató a las militantes en el marco de una tesis de sociología, señala que en los días de la marcha, la cuestión de la represión estaba claramente zanjada para las participantes en la misma: “Ya no están ahí para comprender, están ahí para sancionar” [19]. Desde entonces las afiliadas parecen justificar las medidas más represivas. Repiten que los jóvenes procedentes de la inmigración violentan a las niñas “sometiéndolas a leyes arcaicas” en “los ghettos a puerta cerrada”, donde “la ley del más fuerte reemplaza a las de la República”. Todo se vuelve caricaturesco con la asociación. Este discurso se convierte en un eco de las declaraciones realizadas por el entonces ministro del Interior Nicolas Sarkozy, que ya se dedicaba a predica la “firmeza”, especialmente para “proteger a la gente que no ha tenido la suerte de vivir en Neuilly”. La asociación se convierte en un aparato ideológico del Estado un poco particular, porque su presidenta presenta su cruzada como una prueba de su independencia.

Porque en realidad el movimiento nació claramente en la izquierda. “Como sucede con SOS Racisme, Ni Putas Ni Sumisas tenía la vocación de formar cuadros para el Partido Socialista”, afirma Abdelkader Souifi, del comité del Ródano de SOS Racisme Indépendant [20]. El currículum de los fundadores no presenta por otro lado ninguna ambigüedad: consejera municipal socialista de Clermont-Ferrand, Fadela Amara ha aprendido en la antena clermontesa de SOS Racisme. Hoy preside la Federación Nacional de la Maison des Potes. El secretario general de NPNS, Mohamed Abdi, cuarenta y seis años, aprendió en la rue Solférino [21] durante más de una década. De origen marroquí, criado en una familia desestucturada, llega a Francia en los años ochenta para hacer sus estudios [22]. Loubna Méline, una de las portavoces del movimiento, empezó trabajando en la FIDL [23] (asociación estudiantil próxima a la Federación Nacional de la Maison de Potes), antes de pasar a formar parte del Comité Nacional del Partido Socialista en junio de 2003. El arquitecto del movimiento, Julien Dray, vistió los hábitos de portavoz del PS en 2002. Antiguo trotskista, el diputado de L’Essone es uno de los fundadores de SOS Racisme.

No sólo las dos estructuras están ligadas, sino que incluso el origen del ascenso de la asociación feminista está estrechamente vinculado al declive de la asociación de la mano amarilla (SOS Racisme). “A partir de los años noventa, el antirracismo tal y como se había venido definiendo, es decir como el derecho a la diferencia, ya no era taquillero”, analiza el diputado socialista por París Jean-Christophe Cambadélis, cordial antagonista del fundador de SOS: “Julien Dray presiente que la cuestión de la mujer va a convertirse en explosiva. Se vuelca entonces en este producto”. Pero los lazos de sangre entre NPNS y el PS se ocultan con esmero, como testimonia una antigua militante: “El disimulo más flagrante tuvo lugar durante un encuentro con los habitantes de Grigny, en un local asociativo. Supe más tarde que era el local del diputado socialista por L’Essone, Julien Dray. Los carteles del partido, que empapelaban las paredes, fueron todos tapados por los de NPNS. Todas las señales del PS fueron retiradas “para no asustar a la gente. No vale la pena que sepan”, me decían los responsables”. Y cuidado quien ose levantar la máscara. Los periodistas de Technikart, por ejemplo, pagaron cara su curiosidad. Tras la aparición de un artículo suyo en el que describían las raíces de la asociación feminista dentro de la galaxia PS, sufrieron en directo los peores insultos por parte de Fadela Amara y de Mohamed Abdi [24]. Este último llegó incluso a arrancarle de las manos el micrófono al periodista que grababa el encrespado cara a cara. ¿Por qué tantas precauciones en camuflar esta filiación política? Los dirigentes de la asociación saben sacar lecciones del pasado. “Tratan un medio particularmente reacio a la manipulación desde la marcha de las inmigrantes magrebíes” señala Jean-Christophe Cambadélis [25]. Esta discreción obedece a una estrategia de reconquista del electorado popular por parte del PS. En todo caso de aquellos que votaron a Le Pen el 21 de abril de 2002.

“Apoyando una asociación a nivel de calle con un discurso muy cerrado sobre las cuestiones de inseguridad y de integración, asociación que llamará a votar a la izquierda en el momento oportuno, el PS demuestra que el tiempo de la “flojedad” está caduco”, explica una asidua de la rue Solférino. Pero actuando así, y según el politólogo Vincent Geisser, “la izquierda demuestra una vez más que está desconectada de las realidades a nivel de calle. Los dirigentes del PS crean asociaciones que se dicen “representativas de los suburbios”, las cuales, para hacerse entender en los platós de televisión, aceptan los términos del debate político-mediático de los salones parisinos que están a mil kilómetros de las realidades de la calle. Así SOS Racisme o Ni Putas Ni Sumisas, agitando los temas de la laicidad, la integración y la islamización, son cada vez mejor entendidos por la elite parisina, a medida que se vuelven cada vez más marginales en el seno de los sectores que se supone que representan. Porque a estos últimos les preocupa en primera instancia las discriminaciones que sufren a la hora de buscar empleo, alojamiento o estudios” [26].

El notorio silencio de NPNS con ocasión de la violencia urbana de otoño de 2005 es prueba de este abismo entre la asociación y su público. Al margen de los disturbios, los jóvenes de los suburbios plantearon reivindicaciones políticas para una sociedad más igualitaria. En este terreno NPNS, obsesionada por la lucha contra el Islam, no tenía ni solución ni discurso articulado.


Regreso a las inversiones

¡Y sin embargo, en dos años, qué audiencia! Las militantes anónimas se han convertido en interlocutoras privilegiadas. Su vida ha dado un vuelco. Fadela Amara, cenicienta de Clermont-Ferrand, se ha cortado el pelo y ha cambiado sus vaqueros made in Puy-de-Dôme por trajes de chaqueta oscuros. No se desplaza más que en taxi y no contesta jamás a su móvil: ¡demasiado ocupada! Hoy sus “amigos” se llaman Anne Sinclair, Christine Ockrent, Guy Bedos, Charlotte de Turckheim… Finalmente este reconocimiento tardío ha valido la pena: con más de cuarenta años y un diploma de formación profesional en el bolsillo, la consejera de los barrios periféricos piensa ya en una cartera ministerial [27]. Su joven rival, Loubna Méliane, que fue una de las portavoces de la asociación, también se ha labrado un camino: ha pasado a formar parte del Comité nacional del Partido Socialista en junio de 2003 y dirige cada tarde una emisión de Fun Radio.

El éxito de este pequeño grupo es el fruto de una estrategia política que consiste en hacer alarde de su vinculación a los “valores republicanos” sin salirse nunca de la fila. Cuando Fadela se dice musulmana, precisa que es laica, y cuando se presenta como árabe, añade “ciudadana”. Una postura que tranquiliza a la Francia de arriba. Como símbolos de una integración exitosa han sido recompensadas. Gracias a la iniciativa de Jean-Louis Debré, presidente de la Asamblea Nacional, las chicas de NPNS han podido ver sus rostros en carteles de 4 x 3 colocados sobre las paredes del Palais Bourbon en junio de 2003 para la operación Las Mariannes de Hoy [28]. Para estas militantes salidas de los barrios populares, las dificultades no son ya más que malos recuerdos. ¿Problemas de vivienda? Desde ahora todo tiene solución. Así la madrina de la asociación, Samira Bellil, consideró que podía contar con una concejala socialista del ayuntamiento de París para conseguir un piso y evitar de este modo hacer cola con los otros ciento tres mil parisinos que esperan una vivienda social… “Un día, Mireille Dumas me llamó para que le encontrara un piso a Samira Bellil”, cuenta esta concejala, entonces muy cercana a NPNS: “Acabábamos de recuperar el ayuntamiento, y queríamos salir del sistema Tiberi. Yo inicié un procedimiento de urgencia, es verdad, pero dentro del respeto a la ley, lo que necesariamente tarda algo de tiempo…” [29]. Demasiado tiempo, evidentemente, para la joven, que prefiere dirigirse directamente al ministro de la Cohesión Social. Éste le entrega las llaves del piso en un tiempo récord. “Supe que Samira decía que la izquierda no había hecho nada por ella, mientras que hasta Borloo le había dado una vivienda…”, recuerda la concejala parisina: “Yo estaba muy sorprendida. ¡¿Quién era esta gente, que no dejaba de tener la palabra República en la boca, pero que creía disfrutar de favores especiales?!” [30].

El responsable de prensa de la asociación, Franck Chaumont, parece haber tenido más suerte con el ayuntamiento de París. Ya era beneficiario de una vivienda social, y obtuvo un nuevo piso de protección oficial “como resultado de un intercambio favorecido por la intervención personal de un alcalde del cinturón de París”, según el jefe de la oficina del responsable del PS para la vivienda. ¡La alcaldía de París tiene ideas amplias! El poder no sólo ofrece privilegios: permite también recuperar la virginidad. Mohamed Abdi, secretario general de la asociación, sabe bastante de esto. Él figura al lado de Fadela Amara en los cócteles y organiza conferencias, mientras que está procesado judicialmente. Mohamed Abdi tiene su caso en el Tribunal Supremo. Las diligencias del tribunal territorial han sido paralizadas, pero permanece todavía su primera pena, que se eleva a ocho meses de prisión, con la sentencia en suspenso. Él niega haber actuado de mala fe. Sin embargo de 1994 a 1997 Mohamed Abdi es acusado por la justicia de haber desviado fondos públicos. Miembro del Comité de la Maison des Potes como Fadela Amara, este íntimo de Michel Charasse había montado una sociedad que decía dedicarse a dar formación a los empleados de una empresa de guarderías, en la que él también estaba empleado. Pero Abdi se embolsó las subvenciones para formación… sin dar formación. Es Alia Zioni, responsable sindical de la CFDT, quien en 1997 denuncia los hechos. Su celo le va a costar caro. “Todo este asunto no tiene nada que ver con Ni Putas Ni Sumisas”, sostiene Fadela Amara: “Se lo han sacado del bolsillo para romper nuestro movimiento. Es el precio del éxito” [31]. Para “salvar al soldado Abdi”, Julien Dray le hace venir a la región parisina dos meses después de la vista, en 2000.


Un “nivel de calle” tan lejano

Aunque bien implantada en los partidos y en los platós de televisión, parece que la asociación NPNS tiene dificultades para hacerse oír por aquellos a quienes pretende dirigirse. El fallo está de entrada en su nombre: el “impactante” eslogan, que excita tanto a las señoras de la buena sociedad, resulta en los suburbios chocante tanto para las jóvenes como para los jóvenes. La fórmula es percibida como algo caricaturesco y provocador. De todas maneras, cuando se sabe que la asociación estuvo a punto de llamarse Ni Veladas Ni Violadas [Ni Voilées Ni Violées], puede decirse que Fadela Amara eligió el mal menor…

En los mítines de NPNS el público está compuesto en su amplia mayoría por profesionales en la cincuentena, generalmente francesas de origen y más bien cercanas a la izquierda. Las jóvenes de los suburbios no acuden. De pronto, la asociación tiene dificultades para montar acontecimientos. Cuando quiso organizar un gran concierto en el Zénith el 6 de junio de 2003, tuvo que anularlo al final, oficialmente por causa de una huelga de transportes... En realidad, “tres días antes del concierto se habían vendido sólo unas ciento cincuenta entradas” [32], confiesa una de las organizadoras. Y así, al ser conscientes del abismo entre las jóvenes de los barrios y las posturas de la asociación que dice hablar en su nombre, los iconos de la asociación se lanzan rápidamente en retirada.

Según su editor y amigo Olivier Rubinstein [33], el empresario de la editorial Denoël, Samira Bellil se sentía “utilizada” por Fadela Amara, y rechazó en los últimos meses de su vida seguir afiliada a NPNS. En cuanto a Kahina Benziane, la hermana de la joven quemada viva por un joven de origen magrebí, está escandalizada por la utilización que se hizo de esta tragedia y no sigue en la asociación desde hace tiempo. Durante el proceso del asesino de su hermana, afirmó: “El combate es justo. Pero la asociación ha utilizado la muerte de Sohane para existir (…). Fadela Amara, la presidenta de la asociación, nos citó. Pero las cámaras ya estaban allí esperándonos. No hubo ninguna conversación fuera de cámara. Fadela Amara ni siquiera presentó sus condolencias a mis padres como es la tradición (…). Sólo os puedo decir que si mi hermana estuviera viva, no sería una de sus afiliadas” [34]. La rapera Diam’s –que vende cientos de miles de álbumes– se separó también muy deprisa de la asociación: “Al principio me gustaron. Y después vi cómo cambiaba su discurso, y me di cuenta de que estaban haciendo daño a los barrios. Cuando vi que posaban al lado de Raffarin y del PS, me dije: “Esto es una mierda” [35].

A pesar del alejamiento de sus mascarones de proa, NPNS dice tener cincuenta y dos comités locales y dos mil ochocientos adherentes (en realidad apenas algo menos de un tercio estarían al día en las cotizaciones). Sólo un puñado es realmente activo. La red de comités locales de NPNS se confunde en la mayoría de los casos con la de la Federación Nacional de las Maisons des Potes, que existía antes de la asociación. Mal implantada y poco popular en los barrios, la asociación comunica a pesar de todo “en dirección a las jóvenes en peligro”. Pero el balance resulta escaso: el proyecto para montar una casa de mujeres itinerante en L’Essone terminó sin llevarse a cabo en 2006, un año y medio después de su inicio, según la consejera técnica encargada de la igualdad hombre-mujer en el Consejo general del departamento. La otra prioridad de NPNS era obtener apartamentos para las mujeres víctimas de violencias en los barrios. El gobierno registró una cincuentena de alojamientos además de las noventa mil camas de urgencia de que disponen los servicios sociales. “Algunas mujeres ya han podido beneficiarse de estos apartamentos”, se asegura prudentemente en el gobierno. En cuanto a la Guía del Respeto, por fin está en circulación. Ha tenido un éxito de imagen, aunque no ha sido autorizada por Educación por falta de rigor, y por lo tanto no se ha distribuido en las escuelas. NPNS ha funcionado manifiestamente mal a la hora de organizar sus acciones, como testimonia Anne Hidalgo, primera teniente de alcalde del ayuntamiento de París: “En 2004 andaban buscando un local para recibir a las jóvenes. Un consejero del ayuntamiento les encontró una oficina de sesenta metros cuadrados. Yo me dediqué a procurarles los fondos. Pero ellas no continuaron…” [36].

Pero a pesar de la falta de hechos, la asociación consigue subvenciones colosales. En el año 2004, según fuentes oficiales, NPNS se embolsó 80.000 euros del Fondo de Acción Social, 240.000 del Consejo Regional de Île-de-France, 75.000 del Senado, 30.000 del Ayuntamiento de París, 60.000 del Palacio de Matignon. A los que hay que añadir los 24.000 euros de donaciones privadas y los 25.000 euros de cotizaciones de adherentes que dicen alcanzar. Es decir un total de 534.000 euros (procedentes en un 90 % de los poderes públicos).

Para François Devoucoux du Buysson, autor de Pariscide [Pariscidio], una investigación sobre el ayuntamiento de París, los poderes públicos han concedido subvenciones a la asociación sin verificar a dónde va el dinero. En efecto, el estudio de los presupuestos previstos de la asociación para 2003 y 2004, adjuntados a la petición de subvenciones, hace aparecer anomalías flagrantes. Primera constatación: la asociación parece vivir a todo tren: 15.000 euros para el apartado viajes, 53.000 euros para gastos de alojamiento, enormes facturas de teléfono, así como un apartado enigmático titulado “Honorarios remuneración de intermediarios” de 35.000 euros… ¿Qué es lo que justifica un apoyo de tal envergadura por parte de los poderes públicos? ¿Será por los 1.800 euros mensuales de teléfono? Pero la línea está en realidad a nombre de la Federación Nacional de las Maisons des Potes, estructura vinculada a SOS Racisme, que por su parte también está ampliamente subvencionada. ¿Será por los “gastos de desplazamiento y costes de alojamiento” que aparecen vinculados a las manifestaciones? Pero la asociación había conseguido el apoyo de grandes empresas que le habían ofrecido noches de hotel (Accor) y billetes de tren (SNCF). ¿Será por el apartado “alquiler”? Ni Putas Ni Sumisas afirma pagar por este concepto 40.000 euros en 2003, después 63.000 euros en 2004. Es decir un montante equivalente a un alquiler anual de un piso de más de doscientos metros cuadrados situado en alguna zona residencial chic de París… Sin embargo, la asociación no posee más que un piso de ochenta metros cuadrados en la rue de Charonne, en el 20º distrito, alquilado, una vez más, a nombre de la Federación Nacional de la Maison des Potes. La contable de la asociación [37] explica que estos 63.000 euros engloban no sólo el alquiler, sino también el precio del arrendamiento de salas destinadas a acoger las universidades de verano de la asociación, así como el alquiler, en el futuro, de la casa itinerante de L’Essone (proyecto que nunca se ha llegado a realizar).

Todavía más increíble: ¡NPNS ni siquiera ha pagado su alquiler entre 2002 y 2004! El centro cultural Confluences, que subarrendaba una parte de sus locales a la asociación, ha llevado a los responsables de ésta a los tribunales, y ha ganado el pleito. En octubre de 2004, los Potes y NPNS se realojan en un nuevo local situado en la rue de Charenton, en un inmueble de la Opac [38] que pertenece al ayuntamiento de París. Y esto gracias a la intervención de Michel Charzat, alcalde del 20º distrito, del equipo de Laurent Fabius, y “viejo amigo” de la familia. En este nuevo emplazamiento, las NPNS ponen sus miras en nuevas ambiciones. En la universidad de otoño de su asociación, en octubre de 2005, Fadela Amara anunció que pensaba establecer una “verdadera relación de fuerza” para pesar en el debate político en las proximidades de la elección presidencial de 2007. La víspera del congreso de Mans, ella declaró su alianza –severamente juzgada por sus antiguos amigos próximos a François Hollande– con Laurent Fabius, militante encarnizado, como ella, de la lucha “anti-velo”. ¡Pero, desgraciadamente, Fabius cayó en picado! ¿Les faltará ahora olfato político a Fadela y los suyos?


Notas


[1] Fadela Amara con Sylvia Zappi, Ni putes ni soumises [Ni putas ni sumisas], La Découverte, 2003.

[2] Un colectivo de asociaciones federadas por SOS Racisme.

[3] Samira Bellil, Dans l’enfer des tournantes [En el infierno de las violaciones colectivas], Denoël, 2002.

[4] Entrevista con las autoras, 7 de marzo de 2005.

[5] Ídem.

[6] Nacira Guénif con Éric Macé, Les féministes et le garçon arabe [Las feministas y el muchacho árabe], Ed. L’Aube, 2004.

[7] Laurent Mucchielli, Le scandale des tournantes [El escándalo de las violaciones colectivas], La Découverte, 2004.

[8] Dirigente del partido de izquierda Lutte Ouvrière [Lucha Obrera].

[9] Entrevista con las autoras, julio de 2005.

[10] Encuesta publicada el 8 de diciembre de 2003: “La majorité des musulmanes pour une loi” [La mayoría de las musulmanas a favor de una ley].

[11] Periódico oficial del Partido Comunista Francés.

[12] Fadela Amara con Sylvia Zappi, Ni Putes Ni Soumises, Op. Cit.

[13] En 2005 y 2006.

[14] Entrevista con las autoras, 2 de marzo de 2005

[15] Primer Ministro francés de 2002 a 2005.

[16] Entrevista con las autoras, 1 de abril de 2005

[17] Sede oficial del Primer Ministro de Francia.

[18] Cherche Midi editor, 2005.

[19] L’engagement militant des jeunes femmes issues de l’immigration [La implicación militante de las jóvenes provenientes de la inmigración], tesis en Sociología, Universidad de París-VII-Saint-Denis, octubre de 2003.

[20] Entrevista con las autoras, 3 de octubre de 2004.

[21] En la rue Solférino se encuentra la sede central del Partido Socialista Francés.

[22] Entrevista con las autoras en 2004.

[23] Fédération Indépendante et Démocratique Lycéenne [Federación Independiente y Democrática de los Institutos], satélite del PS.

[24] “Ni putes, ni soumises, ni très claires” [Ni putas, ni sumisas, ni muy claras]. Technikart, octubre de 2004.

[25] Entrevista con las autoras, 25 de febrero de 2005.

[26] Vincent Geisser, La nouvelle islamophobie [La nueva islamofobia], Ed. La Découverte, 2003.

[27] Este texto fue escrito antes de su nombramiento como Secretaria de Estado del gobierno conservador Fillon-Sarkozy (UMP).

[28] Marianne es la imagen alegórica de la República Francesa. Desde los años setenta se elige a una actriz o una “sex-symbol” célebre para encarnar a Marianne. Han sido modelos para Marianne, con anterioridad a las dirigentes de NPNS, y entre otras, Brigitte Bardot, Mireille Mathieu o Laetitia Casta.

[29] Entrevista con las autoras, 21 de marzo de 2005.

[30] Ídem.

[31] Entrevista con las autoras en el marco de un reportaje para VSD, septiembre de 2004.

[32] Entrevista con las autoras, 9 de marzo de 2005.

[33] Entrevista con las autoras, 24 de marzo de 2005.

[34] Le Point, marzo de 2006.

[35] Entrevista con las autoras, 14 de diciembre de 2005.

[36] Entrevista con las autoras, 21 de marzo de 2005.

[37] Entrevista con las autoras para VSD, septiembre de 2004.

[38] Oficina pública para la vivienda social.


Traducción Observatorio de la Islamofobia


Véase también:

“Ni Putas Ni Sumisas” o la palabra confiscada