“Ni Putas Ni Sumisas” o la palabra confiscada

Fadela Amara, de Badinter a Sarkozy...


por Pierre Tévanian


Con ocasión de la entrada de Fadela Amara, de la dirección del PS francés y presidenta de la organización Ni Putas Ni Sumisas en el gobierno de Nicolas “Karcher” [1] Sarkozy, no nos resistimos a la tentación de republicar el corto texto que sigue, dedicado a la realidad de la militancia de Ni Putas Ni Sumisas. Data de octubre de 2004 y deja ya vislumbrar la orientación ideológica profundamente reaccionaria de esta organización y de sus dirigentes. El texto ha sido publicado en Pierre Tévanian: Le voile médiatique. Un faux débat: "l’affaire du foulard islamique" [El velo mediático. Un falso debate: “El asunto del pañuelo islámico”], Editions Raisons d’Agir, 2005 (Nota de la Redacción de Les Mots Sont Importants).


Habría mucho que decir sobre el grupo Ni Putas Ni Sumisas, o más bien sobre sus dirigentes, y sobre todo sobre la separación que existe entre el discurso que llevan sus líderes –un discurso formalista, recortado según las medidas que convienen a una clase política y mediática casi hegemónicamente “blanca” de piel, burguesa y masculina– y los discursos o las preocupaciones de los sectores que este movimiento pretende representar. Para medir esta separación entre la voz “ortodoxa” de los/as tres o cuatro militantes del PS que impulsan Ni Putas Ni Sumisas y la voz de la mayoría silenciosa de las “magrebíes” que dicen representar –una voz diversa y casi siempre heterodoxa– es suficiente con asistir a sus actos públicos y observar en ellos la manera en que se conceden la palabras.

Lo que pudo verse, por ejemplo, el 4 de marzo de 2004 en Fontenay-sous-Bois, fue aleccionador:

- Había en la sala, en total, apenas una decena de afiliadas “magrebíes”, y sólo una de ellas habló, apenas diez minutos sobre un total de casi dos horas de debate; las otras se contentaron con preparar y servir el buffet ofrecido al público al final de la tarde.

- El resto de las dos horas de debate fue monopolizado por los dos líderes, de cuarenta años y miembros del Partido Socialista: Fadela Amara y Mohamed Abdi, y por la invitada de honor Elisabeth Badinter, sexagenaria “blanca”, también muy cercana al Partido Socialista, pero asimismo presidenta del Consejo de administración de una de las empresas de publicidad más grandes de Francia (Publicis), y que cotiza según los impuestos de las grandes fortunas.

- Esta invitada de honor transmitió a la asistencia un discurso de un paternalismo inaudito, al explicar que una “intelligentsia magrebí” estaba a punto de “emerger”, y que esto demostraba que los jóvenes procedentes de la inmigración podían “arreglárselas” en Francia, “siempre que vayan dándose unas patadas en el culo”.

- El público asistente era igualmente gente de cuarenta, cincuenta y sesenta años, “blanca” en un 90 %, y en una gran parte, a tenor de su vestimenta y su forma de hablar, proveniente de las clases acomodadas, de los círculos de notables locales – lo que, sin tener en sí mismo nada de infamante, plantea algunos problemas cuando un grupo político tiene la pretensión de representar a la gente “sin voz” y de hablar “desde la calle”, y cuando su principal tema argumentativo es “la juventud” y “los de abajo”.

- El resto estaba compuesto por hombres y mujeres mayoritariamente magrebíes y de media mucho más jóvenes, que ocupaban las últimas filas de asientos en la sala.

Una mujer blanca, sexagenaria y riquísima, que sermonea a la juventud desheredada y discriminada, y la incita a esforzarse, dos cuarentones procedentes de la inmigración, afiliados a un gran partido de gobierno, que la aplauden y que hacen el elogio de “la República”, una joven afiliada local que hace de figurante, y al final otras ocho que sirven amablemente comidas y bebidas a un público blanco y acomodado: no hace falta ser malintencionado, ni estar carcomido por el resentimiento o “la mala conciencia del hombre blanco” para pensar realmente, muy realmente, que el “debate sobre la laicidad” tal como lo plantea Ni Putas Ni Sumisas obedece rigurosamente a una lógica colonial [2].


Notas

[1] La empresa Kärcher comercializa sistemas de limpieza con chorros de agua a alta presión. Nicolas Sarkozy declaró en cierta ocasión que La Courneuve, un barrio periférico de París donde un muchacho había sido muerto por una bala perdida, debía ser “limpiado con Kärcher” (nettoyer la cité au Kärcher). El candidato presidencial Jean Marie Le Pen también se refirió a “karcherizar” los barrios de inmigrantes. La empresa Kärcher France remitió una carta a todos los candidatos a las elecciones presidenciales francesas de 2007 pidiéndoles no utilizar el nombre de la empresa en estos sentidos, y puso anuncios en la prensa distanciándose de ese tipo de declaraciones (Fuente: Wikipedia).

[2] Esta reunión pública suscitó una profunda desazón por muchos otros detalles. Podemos mencionar en concreto los aplausos compulsivos del público cuando uno de los escasos jóvenes magrebíes que acudieron a apoyar a Ni Putas Ni Sumisas se declaró “ateo”, o cuando Fadela Amara se definió a sí misma como “muy franchute” ("très franchouillarde").


Fuente: Les Mots Sont Importants, 20 de junio de 2007
Traducción Observatorio de la Islamofobia