La historia secreta de las "caricaturas de Mahoma"

por Thierry Meyssan

El proceso del Charlie Hebdo se ha abierto el 7 de febrero de 2007 en París, en relación al asunto llamado de “las caricaturas de Mahoma”. En plena campaña electoral presidencial, grandes personalidades han acudido a testimoniar en el estrado a favor de “el laicismo y la libertad de expresión”.

La prensa y los responsables políticos manifiestan una unanimidad casi absoluta. El periódico atlantista Le Monde, marcando el tono general en su editorial, escribió: “El proceso del Charlie Hebdo es de otra época, de otro tiempo. Incluso aunque los demandantes no invoquen este argumento, hay que recordar que lo que ha desatado la polémica es la representación del profeta Mahoma, lo que, a ojos del Islam, es una blasfemia. Estamos pues ante una querella oscurantista” [1].

Sin oír las quejas de los demandantes, ni esperar al juicio del tribunal, la voz pública asimila las asociaciones de musulmanes a grupos oscurantistas, extranjeros a la República laica y moderna. En nombre del laicismo, se estigmatiza a los fieles de una gran religión. Fijémonos en esta paradoja: en nombre del laicismo perdemos el sentido de la tolerancia. Serenémonos antes de sumergirnos en la “guerra de civilizaciones” [2].

El laicismo es hijo de la Razón. Tomémonos pues el tiempo para analizar la génesis y los entresijos de este conflicto. Veremos que este asunto ha sido organizado cuidadosamente. A pesar de las apariencias, quienes han publicado las caricaturas y quienes han organizado las manifestaciones en el mundo musulmán no son adversarios. Trabajan concertadamente para enfrentarnos artificialmente a los unos contra los otros.


Las apariencias

En septiembre de 2005, la prensa danesa informa de que un autor para niños no consigue encontrar un dibujante para una obra dedicada a Mahoma porque los ilustradores tienen miedo de criticar al Islam. Reaccionando contra este conformismo, el redactor jefe del diario más grande del país lanza un concurso de ilustradores en su periódico. Pronto se publican doce caricaturas.

En noviembre, la Sociedad Islámica de Dinamarca, que se siente ofendida, exige disculpas y organiza una manifestación ante los locales del periódico. Las posiciones se endurecen y varios periodistas manifiestan haber recibido amenazas de muerte. Una delegación de la Sociedad Islámica de Dinamarca redacta un informe sobre el asunto y lo envía a la Liga Árabe y a la Organización de la Conferencia Islámica. Once embajadores en Copenhague piden entrevistarse con el primer ministro danés para resolver la incipiente crisis, pero éste da a entender que no tiene ningún poder sobre la prensa y declina el encuentro.

La prensa informa en noviembre de que un partido político pakistaní ofrece una recompensa a quien mate a uno de los dibujantes. El primer ministro danés condena este hecho, pero se comprueba pronto que la información es falsa.

En diciembre, la cumbre de la Conferencia Islámica y después la de ministros de exteriores de la Liga Árabe abordan el asunto. El alto comisionado de las Naciones Unidas pone en marcha una investigación sobre el racismo en la prensa danesa. El Consejo de ministros del Consejo de Europa señala la actitud dilatoria del gobierno danés en un asunto relacionado con el racismo y no con la libertad de prensa.

En enero de 2006, en su mensaje de año nuevo, el primer ministro danés evoca insistentemente su apego por la libertad de expresión. El fiscal de Viborg clasifica la demanda penal presentada por las organizaciones musulmanas bajo el doble cargo de blasfemia y de incitación al odio.

En febrero, las manifestaciones se multiplican en el mundo contra las representaciones y los intereses daneses. Se queman banderas y embajadas, se boicotean productos. La reprobación del mundo musulmán se extiende a Francia, donde un diario ha publicado las caricaturas, después a toda la Europa que parece cómplice.

En París las caricaturas son reeditadas en France Soir, y después en Charlie Hebdo, lo que suscita una queja de la Gran Mezquita de París (GMP) y de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF). Aunque la clase dirigente hace una piña con esas publicaciones, el presidente Jacques Chirac recibe a los demandantes en el Elíseo y recuerda que la libertad de expresión es una responsabilidad.


Las contradicciones

He aquí pues una historia sencilla, cuyos acontecimientos parecen encadenarse de manera coherente. Sin embargo varios elementos suenan a falsos.

Si el redactor jefe de un importante periódico danés se rebeló contra la dificultad de ilustrar un libro infantil ¿cómo es que acabó publicando unas caricaturas que evidentemente no estaban destinadas a los niños?

El Jyllands-Posten es el diario de mayor difusión en Dinamarca. Situado a la derecha, lleva a cabo desde hace tres años una violenta campaña anti-inmigrantes. No ha dejado de multiplicar los artículos y editoriales que insinúan que el Islam no es compatible con la democracia y que los musulmanes no son integrables en la sociedad danesa. Todo este machacamiento se ha llevado para apoyar la reelección de la coalición gubernamental de Anders Fogh Rasmussen. En tres años el Jyllands-Posten ha sumergido a Dinamarca en su discurso islamófobo, del que el primer ministro se ha convertido en heraldo.

La coalición liberal-conservadora arrolló a los socialdemócratas, que habían dominado la escena política durante ochenta años. La coalición ha llevado al país a replantearse el estado del bienestar y a lanzarse a una política desenfrenada de privatizaciones y desregularizaciones.

Según una técnica electoral clásica, Anders Fogh Rasmussen, puesto que la población encaja mal la brutalidad de estos cambios, intenta desplazar el debate de las cuestiones sociales hacia la creación de chivos expiatorios: los extranjeros.

El Consejo danés de la prensa amonestó al Jyllands-Posten en marzo de 2002 por haber violado la deontología de la profesión al haber subrayado sin motivo el origen étnico de personas implicadas en un asunto delictivo. Al primer ministro le faltó tiempo para acudir en ayuda del periódico, denunciando el estilo políticamente correcto que se habría apoderado de la profesión.

La violencia de este periódico ha sido señalada en el informe del European Network Against Racism, la federación de las asociaciones antirracistas europeas, en su informe de 2004 sobre Dinamarca [3]. En ese informe el Jyllands-Posten aparece descrito como una publicación de extrema derecha. Ese observatorio llevó a cabo un análisis de los contenidos del diario durante tres meses. Estableció que el 53 % de las crónicas, el 55 % de los artículos, el 71 % de las reseñas, el 73 % de las tribunas de opinión, el 79 % de los editoriales y el 81 % de las cartas al director trataban a las minorías extranjeras de forma negativa.

En otras palabras, el periódico no publicó estas caricaturas para liberar a los ilustradores daneses de una auto-censura opresiva, sino como un elemento más de una vasta campaña de incitación al odio.

Segunda incoherencia: ¿por qué unos dibujos que pretenden mofarse de una religión la asimilan al terrorismo?

El concurso de las caricaturas fue promovido por el responsable del suplemento cultural dominical del periódico, Fleming Rose. Este personaje se define como “judío sionista”, y no le afecta lo más mínimo que se le recuerde que el Jyllands-Posten fue activo colaborador, en los años treinta y cuarenta, del fascismo y del nazismo. Amenazado de muerte tras la publicación de las caricaturas, Fleming Rose ha preferido refugiarse en Estados Unidos a permanecer bajo la protección de la policía danesa.

Fleming Rose es un amigo del teórico de la islamofobia Daniel Pipes [4]. En un artículo del 29 de octubre de 2004, Rose relata sus conversaciones con Pipes, y apoya sus tesis. “Pipes está sorprendido de que no haya una alarma más fuerte en Europa cara al desafío que representa el Islam en relación a la caída de la tasa de fecundidad y al debilitamiento de la identidad histórica y cultural”, escribió.

Daniel Pipes preconiza una vigilancia policial sistemática de todos los musulmanes en los Estados Unidos y en Europa. Los dibujos editados por Fleming Rose van más lejos aún: insinúan que todos los musulmanes son terroristas en potencia.

Merete Eldrup, la directora del Jyllands-Posten, es la esposa de Anders Eldrup, el director de la empresa nacional de hirocarburos Danish Oil and Natural Gas (DONG). Desde hace cinco años, es decir desde la llegada al poder de la coalición liberal-conservadora, el señor Eldrup y el primer ministro participan en las reuniones anuales del Grupo de Bilderberg. Este hermético club es una emanación de la OTAN, donde se invita, se examina y se prepara a los mensajeros de América en Europa.

Desde la primera Guerra del Golfo, en 1991, y más aún desde los atentados de septiembre de 2001, los servicios de la OTAN llevan a cabo estudios sobre el tema del “enemigo interior”. Los extrarradios islamizados de Europa serían guaridas de terroristas. Nadando en esta atmósfera, Fleming Rose y Merete Eldrup no ven en los musulmanes otra cosa que terroristas potenciales.

Tercera incoherencia: ¿Por qué el primer ministro danés evitó la mediación cuando era todavía posible?

Anders Fogh Rasmussen no es sólo el autor de Fra Socialstat til Minimalstat [Del estado social al estado mínimo], es sobre todo el hijo espiritual de Uffe Ellemann-Jensen, antiguo presidente de su partido. Este ha sido durante mucho tiempo el hombre de Washington en el país. Ministro de asuntos exteriores y vice-primer ministro de 1982 a 1993, elaboró una doctrina que lleva su nombre, según la cual un pequeño estado como Dinamarca puede desempeñar un gran papel en la escena internacional abriéndole camino a Estados Unidos. Consiguió convencer a la opinión pública danesa, muy reticente, para participar en la Guerra del Golfo de 1991. Reconoció antes que ningún otro país la independencia de los Estados bálticos, provocando así el desmantelamiento de la Unión Soviética. En 1995 se presentó al secretariado general de la OTAN, pero Jacques Chirac se opuso con fuerza, esgrimiendo el alineamiento total de Elleman-Jensen con Washington.

Anders Fogh Rasmussen se ha ocupado de la presidencia rotatoria de la Unión Europea durante el segundo semestre de 2002. Es él quien preparó los acuerdos secretos entre la Unión Europea y los Estados Unidos en el marca de la Nueva Agenda atlántica; acuerdos que fueron firmados el 22 de enero de 2003 y que autorizaron el secuestro y la tortura por la CIA y el MI6 de sospechosos en cualquier parte de la Unión Europea [5].

Según un informe del Consejo de Europa, la práctica de secuestros y torturas se habría desarrollado considerablemente. Más de un centenar de víctimas ha sido identificado. Todas son exclusivamente musulmanas.

En ese mismo tiempo, Rasmussen publica en The Times de Londres un artículo de opinión firmado conjuntamente con otros siete jefes de gobiernos europeos para intentar embarcar a la Unión Europea en la guerra de Irak [6]. Finalmente, enviará más de 500 hombres a participar en la ocupación del país. Son acantonados cerca de Basora, en Camp Denevang. Cuando se confirma que Irak no dispone de armas de destrucción masiva, una comisión de investigación parlamentaria establece que –como George W. Bush y Tony Blair [y José María Aznar, N. del OI.]– Anders Fogh Rasmussen había mentido intencionadamente a sus conciudadanos para hacerlos entrar en guerra [7].

Anders Fogh Rasmussen y José María Aznar, en los días en que ambos difundían
la falsa propaganda norteamericana sobre las "armas de destrucción masiva",
con el objeto de hacer entrar en guerra a sus respectivos países.


No solamente el primer ministro no tenía ninguna gana de apaciguar la crisis de las caricaturas, sino que ésta sirve a sus objetivos políticos de abrir una fosa entre las civilizaciones. La tensión refuerza su posición interior y la estrategia internacional de sus aliados. Es verdad que el boicot ha costado a Dinamarca mil millones de coronas (134 millones de euros), pero sin duda los Estados Unidos sabrán recompensarla.

Un libro publicado por el periodista Tøger Seidenfaden y el historiador Rune Engelbreth Larsen establece, sobre la base de 4.000 documentos oficiales, que el primer ministro hizo todo lo posible para provocar la crisis. Así, mintió deliberadamente a la opinión pública, haciendo creer que los embajadores de la Liga Árabe reclamaban una censura religiosa, cuando en realidad le reclamaron un diálogo para limitar la propagación del racismo [8].

En su informe anual sobre Dinamarca, el Comité Europeo contra el Racismo y el Antisemitismo (dependiente del Consejo de Europa y no de la Unión Europea) expresa su “gran preocupación” por el crecimiento en ese país de un “clima de intolerancia y de xenofobia hacia los refugiados y los demandantes de asilo, así como hacia lo grupos minoritarios en general, y los musulmanes en particular”. El informe hace directamente responsable al primer ministro y al Partido Popular danés, miembro de la coalición de gobierno, y denuncia la no aplicación sistemática de la ley contra el racismo [9].

Cuarta incoherencia: Si estas caricaturas son de una mediocridad aplastante y en un primer momento suscitaron más el desprecio que la cólera, ¿qué sucedió para que encendieran el mundo musulmán con más fuerza que la ocupación de Palestina, la invasión de Afganistán y de Irak, y el bombardeo del Líbano?

Desde la publicación de las caricaturas, organizaciones musulmanas danesas se reunieron para elaborar una respuesta común. Presentaron una reclamación por el doble cargo de blasfemia (art. 140 del Código penal danés) y de llamamiento al odio y a la discriminación contra un grupo de personas en razón de su pertenencia religiosa (art. 266b).

Paralelamente a esta acción colectiva, ciertos asistentes a esta reunión organizaron manifestaciones y encuentros de los embajadores de los estados musulmanes en Copenhague con Ahmad Abu Laban [10], el imam de la grupuscular Sociedad Isámica de Dinamarca (Islamik Trossamfund) y con su amigo Ahmed Akkari, autoproclamado portavoz de un Comité Europeo de Defensa del Profeta, creado para la ocasión. Se trataba para ellos de ampliar el debate a la cuestión general de las discriminaciones de que son víctimas los musulmanes en Dinamarca. Para hace esto, prepararon un informe de 43 páginas, que ilustraron con caricaturas, las del Jyllands-Posten.

Sin embargo, el “informe Akkari” contiene también dibujos sin duda mucho más insultantes que los del Jyllands-Posten. Se muestra en uno de ellos, por ejemplo, a un musulmán agachado durante la plegaria y sodomizado por un perro. Es la lectura de este documento lo que provocó que numerosas autoridades árabes y musulmanas, civiles y religiosas, se movilizaran. Sobre todo es este informe el que convenció a los foros de opinión del mundo musulmán de que las caricaturas trataban de Muhammad y del Islam.

Abu Laban y Akkari emprendieron una gira internacional en el transcurso de la cual se entrevistaron con el secretario general de la Liga Árabe, con el gran mufti de El Cairo, con el director de la universidad de Al-Azhar, con el gran mufti de Beirut, con el sheij Fadlallah de Hezbollah, con el cardenal Sfeir y con el gran mufti de Damasco.

Este periplo es tanto más sorprendente cuanto Abu Laban no podía entrar en territorio egipcio, donde tiene prohibida la estancia, así como en los Emiratos Árabes Unidos. Laban es en efecto uno de los comandantes de un movimiento parcialmente clandestino, el Hizb ut-Tahrir [Partido de la Liberación] que no es del agrado precisamente de los nacionalistas árabes.

Creado en 1953 por el jurista palestino Taqiuddin al-Nabhani, el Hizb ut-Tahrir pretende querer restaurar el califato otomano que dominó el mundo árabe. Este movimiento ha sido evidentemente muy mal recibido en los estados árabes, que han visto, o han querido ver, un grupo de iluminados manipulados por los servicios británicos para mantener su influencia sobre la región. El fundador murió en Beirut en 1977.

Aunque el partido se presenta como no-violento, su programa no deja ninguna duda sobre sus intenciones. Prevé la creación de un estado islámico único colocado bajo la autoridad dictatorial de un “califa” que aplicaría una interpretación severa de la “sharia”. El “califa” debería estar secundado por un “emir del yihad” que debería movilizar para la guerra contra los no-musulmanes a todos los hombres mayores de quince años.

El cuartel general de Hizb ut-Tahrir no está instalado en Estambul, como se podría esperar, sino en Londres, donde dispone de una fuerte protección policial, aunque el primer ministro Tony Blair lo haya calificado de organización terrorista. Los principales dirigentes del movimiento en Londres son remunerados en calidad de muy altos cargos de diversas multinacionales anglosajonas de informática.

A falta de ser populares en el mundo árabe, los partidarios del restablecimiento del califato otomano lo son entre algunas poblaciones turcófonas de Asia central. Los estados de la región no han tardado en comprender el peligro que representa el Hizb ut-Tahrir. Se considera abiertamente un movimiento instrumentado por la CIA y el MI6 [11].


La manipulación en Francia

France Soir fue la primera cabecera francesa que reprodujo las caricaturas. El diario, que estaba entonces en declive, era objeto de luchas de influencia entre financieros que querían quedarse con su control. Los empleados que decidieron hacer esta publicación estaban ligados a un misterioso inversor potencial del periódico cuyo nombre no se conocería hasta algunos meses más tarde. Se trataba del comerciante de armas Arcadi Gaydamak, presidente del Betar (la milicia del Likud) y del club de fútbol del mismo nombre, candidato a la alcaldía de Jerusalén. Su identidad estuvo oculta el mayor tiempo posible ya que hacía frente a una orden de arresto internacional por fraude fiscal.

Una semana más tarde, las caricaturas son retomadas por Charlie Hebdo. Como ya ha demostrado Cédric Housez en las páginas de Red Voltaire, el semanario satírico se centra desde finales de 2003 en la denuncia del “peligro musulmán”. Toma postura en contra de la participación de Tariq Ramadan en el Foro Social Europeo, a favor de la prohibición del “velo”, contra la política árabe de Francia, a favor de la política israelí, etc. [12]

Para France Soir, como para Charlie Hebdo, estas publicaciones prolongan las campañas de prensa ya antiguas al servicio de la ideología neoconservadora de la “guerra de civilizaciones”. Demuestran su eficacia, puesto que la clase dirigente francesa, de modo casi unánime, finge no ver el propósito anti-musulmán, y da su apoyo a este curioso ejercicio de “libertad de expresión”. Única voz discordante, Jacques Chirac recuerda que “Francia, país del laicismo, respeta a todas las religiones y a todas las creencias”.

Yendo todavía más lejos en su hipocresía, Charlie Hebdo publica el “Manifiesto de los Doce”, donde se denuncia al “islamismo” como el nuevo totalitarismo [13] y como opuesto a la libertad de expresión. Entre los firmantes se encuentra Philippe Val, director del periódico, la mitómana diputada holandesa Ayaan Hirsi Ali [14], los periodistas Carolina Fourest y Antoine Sfeir y el ensayista Bernard Henry-Lévy.

La Gran Mezquita de París y la Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF) han presentado sus quejas contra Charlie Hebdo. Varios candidatos a la elección presidencial francesa han aportado su apoyo al semanario, en nombre de la “libertad de expresión”. Primero Corinne Lepage (Cap 21) y Dominique Voynet (Los Verdes). Después François Bayrou (UDF) y Françoise Hollande (representando a Ségolène Royal, PS), acudiendo a testificar al estrado durante el proceso. Por fin, Nicolas Sarkozy (UMP), enviando una carta al tribunal. Jacques Chirac, que ya había intervenido al comienzo de la polémica, no se ha expresado de nuevo, pero ha ofrecido su abogado a la Gran Mezquita de París y a la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia. La sentencia se conocerá el 15 de marzo de 2007.

Nicolas Sarkozy ha desempeñado aquí un papel particular. Cuando la publicación de los dibujos, había rechazado, como ministro del interior y de cultos, emprender acciones judiciales, y aconsejó a las asociaciones miembros del Consejo de Musulmanes de Francia que se encargaran ellas mismas de hacerlo. Después, para gran sorpresa de éstas, ha enviado a última hora una carta a los abogados de Charlie Hebdo apoyando al periódico. De aquí la tentación del Consejo de Musulmanes de Francia de dimitir en bloque.


¿Blasfemia o incitación al odio?

Reproducimos aquí la caricatura más discutida. Representa a un hombre que lleva un turbante que es una bomba. Según el Jyllands-Posten, este hombre sería Muhammad y el dibujo se mofaría de los extremistas que dicen seguir a este profeta para practicar el terrorismo. Sobre el turbante del personaje se puede leer la “profesión de fe” de los musulmanes. El personaje no es en ningún caso el propio Muhammad, sino que pretende ser un estereotipo del musulmán [15]. El turbante-bomba intenta asociar su imagen con la del terrorista. Este mensaje diaboliza a los musulmanes en su conjunto y constituye un llamamiento al odio, normalmente sancionado por la ley en toda sociedad democrática.

Se habla equivocadamente de “caricaturas de Mahoma”, cuando se trata de caricaturas de musulmanes.

En un primer momento, no había duda alguna para el tribunal de que esta caricatura no correspondía con la crítica de una religión, sino con la injuria y/o con la difamación de un grupo de personas en función de su pertenencia a una religión. En efecto, el tribunal declaró de no recibo una queja de una asociación religiosa que quería defender a los seguidores del Islam, pero aceptó las de la Gran Mezquita de París y de la UOIF, porque los estatutos de ambas asociaciones prevén la defensa de los derechos de sus adherentes en tanto que personas jurídicas y no en tanto que creyentes. Sin embargo, en un segundo momento, el presidente del tribunal ha dejado que los debates se desarrollaran como si se tratara de un proceso sobre el derecho de criticar al Islam.

En este asunto está fuera de toda duda que los principales protagonistas han mentido (el Jyllands-Posten en lo tocante a sus objetivos, el primer ministro danés en lo relativo a las reivindicaciones de los embajadores árabes, la Sociedad Islámica de Dinamarca proclamando que se trataba de caricaturas de Muhammad, y Abu Laban acerca de sus vinculaciones políticas). También queda establecido que todos estos protagonistas están vinculados en mayor o menor medida a la administración estadounidense, que es la que promueve la “guerra de civilizaciones”.


Notas

[1] « Procès d’un autre âge », editorial, Le Monde, 7 de febrero de 2007.

[2] « La "Guerra de civilizaciones" » por Thierry Meyssan. Red Voltaire, 4 de junio de 2004.

[3] ENAR Shadow report 2004 Danemark, ENAR, pp. 40-43.

[4] « Daniel Pipes, el experto en odio ». Red Voltaire, 5 de mayo de 2004.

[5] « La Unión Europea autorizó por escrito las prisiones secretas de la CIA desde enero de 2003 », Red Voltaire, 13 de diciembre de 2005.

[6] « Europe and America must stand united », The Times, 29 janvier 2003. Ver análisis en « La crise irakienne divise l’Europe entre atlantistes et indépendantistes ». Red Voltaire, 30 de enero de 2003.

[7] Rasmussen hará detener y encarcelar al mayor Frank Grevil por haber violado el secreto y transmitido al Parlamento documentos internos de los servicios secretos que confirmaban la manipulación política.

[8] Karikaturkrisen. En undersøgelse af baggrund og ansvar por Tøger Seidenfaden y Rune Engelbreth Larsen. Gyldendal, Copenhague, 2006.

[9] Troisième rapport sur le Danemark, adoptado el 16 de diciembre de 2005 y hecho público en 16 de mayo e 2006, ECRI, Consejo de Europa.

[10] Ahmad Abu Laban murió como consecuencia de un cáncer el 1 de febrero de 2007.

[11] « Enemies bought, friends sold : John Laughland The Uzbek upheaval is seen as a ’people power’ movement but is likely to cement US control of the region », The Guardian, 19 mayo 2005

[12] « Venderle a la izquierda el ‘choque de civilizaciones’ » por Cédric Housez. Red Voltaire, 30 de agosto de 2005.

[13] « Choque de civilizaciones : el viejo cuento del ‘nuevo totalitarismo’ » por Cédric Housez. Red Voltaire, 19 de septiembre de 2006.

[14] Véase " Sobre Ayaan Hirsi Ali: ¿la islamofobia es un mito? " por Abdennur Prado.

[15] El aspecto del turbante que lleva este dibujo racista recuerda a los turbantes de la zona de India-Pakistán, no de la Península arábiga, de donde era oriundo Muhammad (Alaihi as-Salatu wa as-Salam). Si no fuera por el texto que lleva inscrito, el dibujo podría representar igualmente a un hinduista o a un sij. En Occidente todo turbante es igual, e indistinguible, pero la cosa es evidentemente muy diferente en las culturas que usan alguna variante de esta prenda. Imaginemos la diferencia entre un sombrero hongo y un sombrero mexicano, que serían igualmente “sombreros” para un observador completamente ajeno a la tradición occidental. ¿Se sentirían “ofendidos” los mexicanos por una supuesta caricatura de alguna figura importante de su historia que, para ser reconocible como tal, llevara un bombín inglés? Seguramente provocaría sólo el desprecio, que fue lo que provocó originalmente entre los musulmanes esta supuesta caricatura …hasta que, según la tesis de Meyssan, intencionadamente se inflamaron las cosas [Nota del Observatorio de la Islamofobia].

Fuente : Red Voltaire, 13/02/2007
Traducción Observatorio de la Islamofobia