Charlie Sarkozy y Nico Hebdo


En torno al Doctor Sarko, Míster Val y la libertad de expresión


por el Colectivo Les Mots Sont Importants
12 de febrero de 2007


“Prefiero un exceso de caricatura a un exceso de censura”. “Quiero aportar mi apoyo a vuestro periódico, que se inscribe en una vieja tradición francesa, la de la sátira”. “Es necesario
defender el derecho de sonreírle a todo”. Mediante estas palabras el ministro del interior Nicolas Sarkozy, en una carta leída en una sesión del juicio por el abogado Georges Kiejman, aporta públicamente su apoyo a Charlie Hebdo en el proceso que le han puesto la Mezquita de París y la UOIF, por haber publicado dibujos racistas. ¿De qué otra manera, repitámoslo, se puede llamar a un dibujo que representa a Mahoma tocado con un turbante-bomba, vehículo de la ecuación Islam = terrorismo, y por lo tanto musulmán = terrorista potencial? Henos pues aquí de nuevo en plena farsa…

Una gigantesca farsa macabra, sórdida, que provoca tanto las ganas de reír como las de llorar o vomitar, tan llena está de violencia hacia los mismos, siempre los mismos: esos a los que vilipendiar, injuriar y difamar casi diariamente se ha vuelto algo no sólo algo legítimo, sino espiritual y distinguido desde hace algunos años, esos a los que ni hace falta nombrar de lo familiar que se ha vuelto su nombre, de lo acostumbrados que estamos “nosotros” a que “ellos” desempeñen el papel de malvados, esos a los que nuestros periódicos acusan de poner en peligro la seguridad de los bienes y de las personas, las conquistas del feminismo y las del laicismo, sin olvidar la dignidad de los corderos, la limpieza de los baños y por supuesto la libertad de expresión; esos que no tienen acceso a ningún gran medio de comunicación para manifestar su desacuerdo, su tristeza o su cólera; esos a los que se puede golpear valientemente porque están en el suelo y desarmados: los musulmanes.

¿Por qué todo esto es una farsa? Las razones son múltiples, he aquí simplemente una: el ministro que defiende con tanto lirismo el derecho a “sonreírle a todo” –y que incluso sobre este tema se las ingenia para convertir el problema en algo étnico, al hacer del estilo satírico “una vieja tradición francesa” [1]– es uno de los políticos que ha llevado más lejos la connivencia entre la prensa, la televisión, el aparato de estado y los poderes económicos, el que se autoriza a sí mismo a elegir qué periodista debe cubrir a la UMP [su partido] en la cadena Europe 1, el que ha hecho destituir al director de un semanario [2] porque tuvo la mala fortuna de “sonreírse” de sus enredos conyugales [3]. Es el ministro que ha hecho votar una ley castigando con miles de euros de multa y prisión “la ofensa al himno nacional y a la bandera”. El derecho a sonreírle a todo tiene manifiestamente sus límites…

El hombre que declama que un "exceso de caricatura" es siempre mejor que un "exceso de censura" es el mismo ministro que hostigó judicialmente a Hamé [4], del grupo de rap La Rumeur, culpable a sus ojos de haber enunciado simplemente un hecho: estas últimas décadas “centenares de nuestros hermanos han caído bajo las balas de la policía sin que sus asesinos hayan sido siquiera molestados”.

Parémonos un momento en este último asunto. Charlie Hebdo no publicó el artículo de Hamé perseguido por el ministro del interior, otra cosa muy diferente de las “caricaturas” islamófobas que Philippe Val se aprestó a republicar en enero de 2006. ¿No es sorprendente esta vinculación giratoria con la libertad de expresión? Es verdad que unas caricaturas islamofóbicas se integran mucho más armoniosamente en la línea política del Charlie Hebdo New Look de Philippe Val que una denuncia de la violencia y de la impunidad policiales. La tendencia es incluso más hacia aullar con los lobos contra los “jóvenes de los suburbios” e incluso a gritar “¡bien hecho!” sobre el cadáver de un chico de 17 años abatido por un disparo en la nuca de la policía, como hizo Cavanna en un Charlie Hebdo de enero de 2002 [5].

Philippe Val es por otro lado un pequeño Sarkozy mediático, tanto por sus opiniones cada vez más derechistas, neoliberales, pro-americanas y pro-israelíes, islamofóbicas y anti-árabes [6], como por su famosa autocracia y su no menos legendaria voluntad de bloqueo ideológico en el interior de su periódico, como han recordado entre otros PLPL, Olivier Cyran, Mona Chollet, CQFD y Le Plan B…


Notas

[1] Es bien sabido: ¡no saben reírse de los poderosos al sur del Mediterráneo!

[2] Paris Match.

[3] Una vida conyugal sin embargo exhibida sin ningún recato por el ministro mientras se atenía al cliché del Pater familias.

[4] Demanda en 2002, proceso en 2004, proceso apelado en 2006. Véase Hamé, “Inseguridad bajo la pluma de un bárbaro”.

[5] Véase Olivier Cyran, « Carta abierta a Cavanna, fabricante de odio ».

[6] Por ejemplo : el 5 de enero de 2005 en Charlie Hebdo Philippe Val, hablando de los “terroristas islámicos”, explica que éstos “adoran degollar a los occidentales, menos a los franceses, porque la política árabe de Francia tiene profundas raíces que se hunden hasta el régimen de Vichy, cuya política anti-judía era ya una política árabe”. Calificar de esta forma la política anti-judía de Vichy no tiene sentido alguno, porque ninguna influencia árabe desempeñó papel alguno en esa empresa criminal. Para que esta frase insensata signifique algo, es necesario admitir el postulado según el cual los árabes, en bloque, son antisemitas por naturaleza, hasta el punto de reconocerse unánimemente en la política vichista. En otras palabras: Philippe Val esencializa a “los árabes”, haciendo de ellos una entidad homogénea, para a continuación atribuir a esta esencia (“los árabes”) un carácter infame (“antisemita”). Esta forma de pensar tiene un nombre: racismo. Y es también el racismo el que ha llevado a asignar en bloque a “los amotinados” de noviembre de 2005 una identidad "musulmana-es decir-retrógrada" y violentamente sexista, aunque nada, en el desarrollo de los motines, se haya desarrollado como afirmaban sus palabras: “Los que creen ver convergencias entre mayo del 68 y noviembre de 2005 se equivocan de plano. Es inimaginable por un segundo que un Cohn-Bendit pudiese jugar un papel cualquiera en estos acontecimientos, aunque no sea más que porque es judío. Es así que puede medirse el alcance del desastre cultural. Por otro lado, mayo del 68 empezó porque los muchachos querían ir a los dormitorios de las chicas y viceversa. Entre los amotinados de nuestros suburbios es exactamente lo contrario. Lo mixto es su enemigo, ellos quieren a las chicas veladas e inaccesibles a quien no es uno de sus correligionarios”.


Fuente: Les Mots Sont Importants, 12/02/2007
Traducción Observatorio de la Islamofobia