Como quien no quiere la cosa...

Jordi García Petit, en su artículo “Holanda se sent vulnerable” [Holanda se siente vulnerable], publicado en el diario Avui el 20 de febrero de 2007, defiende como una realidad objetiva lo que es sólo la interpretación de la parte más xenófoba de la sociedad holandesa, a saber: que en ese país “ha aflorado la crisis del modelo multicultural neerlandés de integración”.

Argumentando esta supuesta “evidencia”, García Petit introduce un párrafo revelador:

“Los asesinatos del populista Pim Fortuyn en 2002 —“ya no cabemos aquí” fue su eslogan preferido, refiriéndose a una inmigración que supera el 10 % de una población de 16 millones— y del cineasta Theo van Gogh en 2004 por islamistas radicales…”.

Cualquier persona desinformada, ante ese párrafo, deduce que ambas personas, Fortuyn y Van Gogh, fueron asesinados "por islamistas radicales”. Pero si Theo van Gogh fue asesinado por un musulmán, otra cosa muy diferente establecen las autoridades judiciales holandesas para el caso de Pim Fortuyn: Este político, el líder más importante en su momento de la extrema derecha holandesa, fue asesinado por un ecologista holandés, “blanco” y cristiano (Volkert van der Graaf).

García Petit intenta achacarles el crimen de Fortuyn a los inmigrantes musulmanes de dos formas: primero, mediante la ambigua sintaxis del párrafo “los asesinatos de… y de… por islamistas radicales”. Y después recordando “el eslogan preferido” de Fortuyn contra los extranjeros (con lo que parece que lo asesinaron los aludidos en ese “eslogan”).

O bien, claro está, para Petit los ecologistas serían agentes del "islamismo" (¿No parece gustarles a ambos, sospechosamente, el color verde?).