por Cédric Housez
El 7 de noviembre de 2006, durante las elecciones parciales, los electores de Minnesota eligieron al demócrata Keith Ellison para la cámara de representantes estadounidense. La particularidad de este resultado es que Mr. Ellison es el primer musulmán elegido para el Congreso. Así, en un país donde la adscripción religiosa está considerada como un elemento de la vida pública, y en donde el gobierno ha construido mediáticamente la figura del “musulmán terrorista”, está elección no es baladí. Por lo tanto en una entrevista difundida por CNN, el diputado de Minnesota ha sido conminado a probar su fidelidad a los Estados Unidos. Así, el periodista Glenn Beck ha preguntado al recién elegido:
“Ok, no se ofusque, yo conozco a los musulmanes... Yo aprecio a los musulmanes... He estado en mezquitas... No creo realmente que el Islam sea una religión maléfica. Yo… usted lo sabe bien… Yo lo que creo es que se ha desviado, francamente... Pero a pesar de todo usted es un demócrata... Usted dice « Hay que marcharse [de Irak] » y yo tengo que preguntarle... estoy nervioso de hacer esta entrevista con usted por lo que siento diciéndole esto: “Señor, pruébeme que usted no trabaja para nuestros enemigos” [ver el vídeo íntegro de la entrevista aquí].
Dejemos a un lado las circunvoluciones políticamente correctas que preceden a la pregunta en sí, y sobre lo que revelan o no de la molestia real o de fachada del presentador. Esta pregunta es antes que nada la ilustración del clima intelectual que impera actualmente en los Estados Unidos. Hoy, aunque las precauciones de uso sean todavía de rigor cuando se menciona, la fidelidad de los ciudadanos musulmanes en los Estados Unidos aparece como una cuestión que es necesario plantear. En las representaciones mediáticas post-11 de septiembre, se ha convertido a cada musulmán en un aliado potencial del “terrorismo” y el sofisma de Daniel Pipes (“Todos los musulmanes no son terroristas pero todos los terroristas son musulmanes”) forma parte integrante de la reflexión de las figuras mediáticas estadounidenses.
En un contexto así, la respuesta de Mr. Ellison, completamente en jerga patriótica, importa poco. Lo que cuenta es que la pregunta se haya hecho y que el interrogatorio aparezca por lo tanto como legítimo (por otro lado, el recién elegido no se ofende). La industria del entretenimiento ha colocado desde hace tiempo la imagen del musulmán/árabe enemigo, los neoconservadores la martillean y, hoy, los grandes medios de comunicación plantean abiertamente la pregunta de la “doble fidelidad” de sus conciudadanos musulmanes. La pregunta hecha por Mr. Beck es la confirmación del avanzado estado del proceso de diabolización de los musulmanes en los Estados Unidos y de la unanimidad de las elites estadounidenses alrededor de la ideología post-racialista del “Choque de civilizaciones”.
Fuente: Red Voltaire, 24 / 11 / 2006
Traducción Observatorio de la Islamofobia
