Por qué los musulmanes tienen razón en estar enfadados

Cementerio musulmán en Francia,
asaltado en los días de la polémica
sobre las "caricaturas" contra el Islam


por Lee Sustar

La publicación de las viñetas que caricaturizaban al profeta Muhammad en un periódico danés fue una calculada provocación racista en un país donde los musulmanes inmigrantes se encuentran sometidos a crecientes ataques. El sentimiento de ultraje expresado en manifestaciones a lo largo del mundo musulmán está enteramente justificado.

Los medios de comunicación de Estados Unidos adoptaron la línea de “¿es que no pueden aceptar una broma?”, y los políticos de Washington denunciaron solemnemente la violencia en las embajadas danesas en Líbano y Siria. Pero todos ellos ignoraron el hecho de que el enfado musulmán estaba alimentado por las muertes de más de 100.000 iraquíes tras la invasión de George Bush, la ocupación USA de Iraq y Afganistán, y el apoyo de Washington a la ocupación israelí de los territorios palestinos, así como a los regímenes árabes más autoritarios y corruptos.

A diferencia de otros periódicos de derechas en Europa, los principales diarios estadounidenses no reeditaron las ofensivas viñetas. Sin embargo, determinados chupatintas de los medios de comunicación usaron las protestas en los países musulmanes como un pretexto para aporrear al Islam un poco más.

“Uno duda de que podamos tener un mundo… donde las minorías musulmanas puedan coexistir en estas sociedades abiertas, seculares y democráticas”, entonó George Stephanopoulos, invitado liberal del programa This Week de ABC News. El comentarista de derechas George Hill respondió que “ellos” –aparentemente refiriéndose a todos los mil trescientos millones de musulmanes del mundo– “asesinaron a Theo van Gough, el cineasta holandés que hizo una película que no les gustó”.

Hablando en nombre del gobierno USA, el subsecretario de Estado Robert Zoellick admitió que las historietas eran “indudablemente ofensivas” para los musulmanes, pero pasó a continuación a evocar la imagen de un Islam intrínsecamente violento, añadiendo: “Espero que los que levantan la voz sobre las historietas la alcen sobre otros asuntos, incluyendo las decapitaciones, las bombas y los ataques a otras fes”.

Por supuesto, el gobierno USA ya ha atacado a la fe musulmana, denigrando el Corán en sus prisiones, y humillando a los musulmanes detenidos en Iraq y Afganistán con material pornográfico –sin mencionar su tortura y asesinato. Los USA han apoyado también la represión de los palestinos por Israel –uniéndose a él, más recientemente, en las amenazas contra Hamas después de que el partido islámico ganara las elecciones legislativas palestinas.

En casa, el gobierno USA utilizó el 11 de septiembre para lanzar una caza de brujas, completada con “entrevistas” del FBI a miles de árabes y musulmanes, detenciones secretas, deportaciones y la fabricación de “perfiles” raciales.

Así ha habido una persecución federal contra personas como Sami Al-Arian, cuya búsqueda de fondos para una organización benéfica palestina fue considerada el eje de una red terrorista internacional –hasta que un jurado de Florida rechazó las inventadas alegaciones del gobierno.

La campaña de guerra, ocupación y represión llevada a cabo por Washington es el escenario para la furia por la publicación de las imágenes de Muhammad.

Perdido entre toda la retórica sobre la libertad de expresión está el dato de que el periódico danés que publicó originalmente las historietas racistas, el Jyllands-Posten, rechazó justamente dos años antes unas historietas sobre Jesús, que los editores consideraron que podían ofender a los lectores cristianos. Pero Jyllands-Posten no tuvo problema alguno en publicar las historietas anti-Islam.

Entre las doce, una era un retrato de Muhammad con un turbante en forma de bomba, mostrando la proclamación musulmana de fe unida a una mecha. Otra mostraba a Muhammad en el cielo diciéndoles a los “yihadistas” islamistas “Alto, alto, se nos han acabado las vírgenes” –una referencia a la falacia racista de que los islamistas llevan a cabo ataques suicidas por la promesa de múltiples mujeres en el más allá.

Estos dibujos fueron infantiles intentos de sátira, pero se insertaron en una encuesta patrocinada por el Jylland-Posten para ver si la “tolerancia” danesa había permitido el “extremismo” islámico.

Pero “tolerancia” es difícilmente la palabra que describe el clima de ataques anti-musulmanes y anti-inmigrantes que reina en Dinamarca hoy, y a lo largo de toda Europa occidental.

Por ejemplo, el periódico francés France Soir republicó las doce viñetas añadiendo la suya, que mostraba a los dioses cristiano, budista y judío diciendo al Profeta: “No te sulfures, Muhammad… todos hemos sido caricaturizados aquí”. Esto se suponía que era una justificación para publicar imágenes racistas anti-musulmanas –en un país donde el acoso a los inmigrantes alimenta el ascenso del partido de extrema derecha más grande de Europa, el Frente Nacional, y donde el gobierno impuso un “estado de emergencia” de puño de hierro tras las sublevaciones del pasado otoño protagonizadas por jóvenes inmigrantes.

Si bien, después de que una firma danesa de productos lácteos sufriera un boicot en Oriente Medio, el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen pidió disculpas por las viñetas, su gobierno ha impulsado una serie de restricciones a la inmigración dirigidas específicamente a los musulmanes que busquen asilo, para impedirles tal derecho.

Estas medidas fueron promovidas por el socio del gobierno, el partido de extrema derecha Partido Popular Danés, que ganó un 13,3 por ciento de los votos en las elecciones parlamentarias de 2005, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país.

A estos ataques anti-Islam se ha sumado la propia reina de Dinamarca, Margrethe II: “Tenemos que mostrar nuestra oposición al Islam”, dijo la reina, “en ocasiones tendremos que correr el riesgo de ser etiquetados de manera poco amable, porque hay cosas para las que no podemos mostrar tolerancia”.

Las viñetas deben ser vistas como parte del esfuerzo por justificar el antiislamismo, no sólo en Dinamarca, sino a lo largo de todo Occidente. Lejos de tomarlas como ejemplos para hablar del valor de la “libertad de expresión”, las viñetas deben ser situadas junto a las caricaturas antisemitas de la Europa de la era nazi y los odiosos estereotipos sobre los afroamericanos en el sur de los Estados Unidos en los tiempos de la segregación.

Son avisos de la urgencia de luchar contra el racismo anti-árabe y anti-musulmán de hoy.


Fuente: Dissident Voice
Traducción Observatorio de la Islamofobia