Islamofobia



por Alain Gresh


El Señor tu Dios te entregará estas naciones y sembrará entre ellas un gran pánico, hasta destruirlas. Él pondrá a sus reyes en tus manos, y tu harás desaparecer sus nombres de la tierra. Ninguno te podrá resistir, hasta que los extermines por completo.” ¿Se oculta en el Corán este llamamiento al genocidio?. No, está sacado del Antiguo Testamento (Deuteronomio 7, 23 y 24).

“El jefe de la mujer es el hombre (...). Si la mujer no lleva el velo, que sea rapada. El hombre no debe velar su cabeza: él es imagen de la gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del hombre. Y el hombre no ha sido creado para la mujer, sino la mujer para el hombre. He aquí por qué la mujer debe llevar en su cabeza la marca de su dependencia.” ¿Se encuentra en el Corán esta conminación a las mujeres a llevar el velo y someterse al hombre? No, fue enunciada por el apóstol Pablo en su primera epístola a los corintios (1 Corintios 11).

¿Estas citas representarían la “verdadera” causa de las cruzadas o de las mil y un guerras que han ensangrentado en el transcurso de los siglos el mundo judeo-cristiano? ¿Son el fundamento de la marginación de las mujeres en estas mismas sociedades? Absurdo... Pero entonces por qué —desde los atentados del 11 de septiembre— algunos intelectuales y expertos buscan persuadirnos de que el Corán contiene las fuentes de los males de los países del Islam: sumérjase en las suras reveladas a “Mahoma” hace catorce siglos y comprenderá por fin este universo misterioso...

Ibn Warraq y Guy Hennebelle lo aseguran: “El Islam en sí mismo no es una religión moderada: ¡basta con leer el Corán, lleno de amenazas y de imprecaciones de todo tipo para convencerse! (...) ¿Nunca se ha preguntado usted por qué la totalidad de los mil millones de musulmanes se pudre bajo regímenes de lo más despótico? ¿Por qué el Islam no consigue salirse, a pesar del petróleo y de lo demás, del subdesarrollo?” (1) ¿Nuestros autores nunca se han preguntado por qué el África negra no musulmana no se sale del subdesarrollo? ¿Por qué Birmania o Filipinas —no musulmanas— no salen mejor que Indonesia o Malasia? Durante siglos, estados musulmanes —omeya, abbasida, otomano, safavida, mogol— han estado entre los más brillantes y los más avanzados de su tiempo. ¿La “verdad” de su éxito se resume en el Corán?


Olvidar la Historia

El concepto “Islam” debe manejarse con cuidado. “Cuando se habla del Islam, se eliminan más o menos automáticamente el espacio y el tiempo”, subrayaba el intelectual americano-palestino Edward W. Said. Y precisaba: “El término Islam define una porción relativamente pequeña de lo que pasa en el mundo musulmán, que abarca mil millones de individuos y comprende decenas de países, de sociedades, de tradiciones, de lenguas y, evidentemente, un número infinito de experiencias diferentes. Es simplemente falso intentar reducir todo esto a cierta cosa llamada 'Islam' ...” (2)

Olvidar la historia y sus meandros, éste es el defecto de Jacques Rollet, profesor conferenciante en la universidad de Rouen y teólogo católico: “Desde Mahoma, el Islam es conquista. Mahoma mismo fue un combatiente militar, un conquistador; Jesús nunca combatió con las armas en la mano. La diferencia es entonces fundamental. Desde sus orígenes, en el siglo VII, y en muy poco tiempo, dos o tres siglos, el Islam conoció una expansión fulgurante. Estos éxitos militares confirmarán a los musulmanes medievales que su religión está en la verdad. El yihad va a contener por mucho tiempo —fenómeno amplificado por las cruzadas— la idea de que el Islam no puede ser el Islam si no tiene éxito militarmente. Por lo tanto nada debe oponerse a la expansión del Islam. Es el corazón mismo del Corán. En este marco, se comprende bastante bien cómo es posible el islamismo.” (3)

Resulta que no nos habíamos estudiado bien los libros de historia, nosotros que pensábamos ingenuamente que las cruzadas habían sido lanzadas por el Papado, que el colonialismo había sido obra de las “naciones civilizadas”, que las dos guerras mundiales y el genocidio de los judíos se habían desarrollado en nuestro continente europeo, lleno de ese pacifismo “cristiano”, tan alejado de la violencia del Islam... Y si las más altas instancias del Islam han condenado los atentados del 11 de septiembre, si influyentes ulemas cercanos a los ámbitos llamados islamistas, como el sheij Yusuf Al-Qardawi, también los han condenado, es sin duda para darnos gato por liebre, para disimular sus sombríos planes...

Jacques Rollet recrimina por otro lado a esos islamólogos que “minimizan la distancia radical entre el Islam y la democracia”. Para él, Samuel P. Huntington, con su “choque de civilizaciones”, “pone el dedo sobre una visión del mundo diferente entre el Cristianismo y el Islam. Por lo tanto hay desde luego un choque frontal entre dos culturas, la secular y democrática de Occidente y la no democrática y no secular del mundo musulmán”. Enrolémonos entonces en una nueva cruzada...

Alexandre Del Valle forma parte, según Le Figaro, de esta “ronda mágica de expertos” invitados circularmente a la televisión desde el 11 de septiembre. Para él, que odia la complejidad, el mundo se analiza fácilmente: “El principio de “rechazo del poder infiel” explica (...) la mayoría de los conflictos que oponen a musulmanes e “impíos” en Cachemira, en Sudán, en Armenia, en Chechenia, e incluso en Kosovo y en Macedonia, donde las poblaciones musulmanes han llegado a ser mayoritarias” (4). Algunos osarían corregir que los kosovares, como los azeríes, están ampliamente “laicizados”, que sus reivindicaciones son nacionales. Error, son “biológicamente” musulmanes y esto basta... Alexandre Del Valle, defensor de las guerras llevadas a cabo por Slobodan Milosevic contra los musulmanes, por Rusia contra los chechenos y por el régimen israelí contra los palestinos, promotor de una borrosa tesis sobre una alianza de los Estados Unidos y el islamismo contra Europa, no oculta las esperanzas que le da la crisis actual: que Washington detenga su “guerra contra Europa y la ortodoxia” (sic!) (hace referencia a los países ortodoxos, de Rusia a Serbia).

Ya en los años noventa, tras la caída de la Unión Soviética, algunos políticos y think tanks americanos se lanzaron a la búsqueda de un nuevo enemigo. “El fundamentalismo musulmán se convierte rápidamente en la amenaza principal a la paz global y a la seguridad” —se podía leer en The New York Times— “(...) Esta amenaza es semejante a la del nazismo y el fascismo en los años treinta, a la de los comunistas en los años cincuenta” (5).


Pérfidas maquinaciones

Resulta que, en sus pérfidas maquinaciones contra Occidente, los musulmanes se apoyan en unas influyentes quintas columnas. Los inmigrantes, faltaría más, pero sobre todo los “traidores” a su propio bando. “Es difícil no establecer una relación —escribe Alain-Gérard Slama, profesor de ciencias políticas— entre el golpe que acaba de sacudir violentamente la Meca del capitalismo mundial y el endurecimiento de los movimientos antiglobalización, autonomistas, ultrafederalistas, todos ellos adversarios del estado democrático liberal. (...) Por ahora los camorristas de extrema izquierda no son más que algunos miles. Hace falta estar ciego para negarse a ver la velocidad con que corre el mal” (6). El terreno común de estos movimientos, recalca Pierre-André Taguieff, no es sólo “el viejo antiimperalismo de estilo tercermundista” y el “antiamericanismo demonológico”, sino también las “críticas radicales de la mundialización neoliberal”. Sin olvidar esa “fuerte impregnación judeófoba que afecta a una parte significativa de la izquierda y de la extrema izquierda de los países occidentales”.

Islamismo, antiglobalizción, antiamericanismo, antisemitismo, cuántas amalgamas, acusaciones infames y confusión. En plena Guerra del Golfo, Bernard Pivot apremiaba al gran islamólogo Jacques Berque: “Tiene usted treinta segundos para decirles a los franceses si el Corán es o no una máquina de guerra contra ellos” (7). Diez años más tarde, es hora de terminar con las brevedades.


Notas

(1) «Pour un "Vatican II de l’islam"» Le Figaro, 01/10/2001.

(2) Citado por Edward W. Said, Covering Islam, Vintage, Londres, 1997, p. 41.

(3) Entrevista en Le Point, Paris, 21/09/2001.

(4) Le Figaro, 25/09/2001.

(5) «Another despotic creeds seeks to infiltrate the West», International Herald Tribune, 09/09/1993.

(6) Figaro-Magazine, 06/10/2001.

(7) Recogido en Serge Daney, Devant la recrudescence des vols de sac à main, Aléas, Lyon, 1991, pp. 110-111.


Fuente: Le Monde Diplomatique
Traducción Observatorio de la Islamofobia