Irán no es la amenaza



por Linda S. Heard



En los últimos años Irán se ha convertido en el blanco de una beligerante campaña organizada por Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña. Este agresivo y nuclear trío ha presionado a otras naciones para que apoyen sanciones contra Irán sin siquiera la más leve prueba de que Teherán pretenda obtener armas nucleares.

Desde 2006 Irán ha sido sometido a tres rondas de sanciones de Naciones Unidas, cada una más dura que la anterior. La Unión Europea (UE), por su parte, está preparando el congelar las reservas y los activos del Banco Melli, el mayor de los bancos iraníes.

¿Y cuál es el odioso crimen que Teherán ha perpetrado, para merecer este trato?

En verdad, Irán no ha hecho nada incorrecto. Bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN), del que es firmante, Irán tiene un "derecho inalienable" a desarrollar, investigar, producir y usar energía nuclear con fines pacíficos, lo cual incluye el derecho a enriquecer uranio.

Pero a causa de los resentimientos de Washington contra el gobierno iraní, y de la decisión de Israel de eliminar rivales potencialmente poderosos en la región, Irán está siendo presionado para que haga dejación de sus derechos.

La posición de Estados Unidos y de sus aliados no sólo está basada en premisas infundadas e injustas, sino que apesta a hipocresía cuando al mismo tiempo se le da luz verde a Israel, un país armado nuclearmente, para que continúe su impresentable política de ambigüedad nuclear, sin ser presionado para que firme el TNPN.

En las raras ocasiones en que a los líderes políticos occidentales se les pregunta sobre esta incoherencia, prefieren cambian de tema, o poner fin a la entrevista, o lanzarse a la demagogia, haciendo mención normalmente a la frase atribuida al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad de "borrar a Israel del mapa", aunque ya saben de sobra que sus palabras fueron mal traducidas. En realidad estos políticos no pueden debatir sobre este tema porque desafía toda lógica.

A la hora de demonizar a Irán, Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña disponen de un mensaje unificado y de unos medios de comunicación complacientes que no parecen haber aprendido nada de sus errores durante la preparación de la invasión de Iraq, y que parecen felices de continuar trabajando como el brazo propagandístico del gobierno estadounidense.

Gracias a estos obedientes altavoces mediáticos, la mayoría de estadounidenses y británicos no tiene ni idea de que Teherán está actuando estrictamente dentro de los derechos que le concede el Tratado de No Proliferación Nuclear.

No saben tampoco que en diciembre pasado un informe de los servicios de inteligencia estadounidenses concluyó categóricamente que Irán no está desarrollando armamento nuclear, o que el observatorio de vigilancia nuclear, la Agencia Internacional de la Energía Atómica, que supervisa directamente las instalaciones iraníes, no tiene indicios de que este país esté buscando tener esas armas.

La campaña de propaganda de Occidente es tan efectiva que la mayoría de los occidentales creen que Irán es una amenaza, a pesar de que los hechos señalan más bien lo contrario.

De hecho, el presidente de los Estados Unidos George W. Bush, raramente ha desaprovechado cualquier ocasión presentada durante sus dos mandatos para insultar, condenar y amenazar a Irán, situándolo siempre en su pueril "Eje del Mal".

El candidato republicano a la presidencia, el senador John McCain, dejó clara su posición en su famosa frase "bombardead, bombardead Irán". E incluso su oponente demócrata, Barack Obama, ha prometido "eliminar la amenaza que Irán supone, cueste lo que cueste".
Los líderes israelíes han ido un paso más allá. A comienzos de este mes, el viceprimer ministro de Israel, Shaul Mofaz, ha declarado que un ataque a Irán es "inevitable".

Peor todavía, Israel ha efectuado recientemente unas maniobras militares aéreas sobre el Mediterráneo oriental, en las que ha intervenido más de un centenar de aviones de combate y helicópteros, que, según responsables estadounidenses, son un preludio a un ataque a la planta iraní de enriquecimiento de Natanz.

Un portavoz israelí ha declarado a The Times que Irán "debería leer el aviso", dado que "esto ha sido un ensayo general", y que los iraníes "deberían leerlo antes de seguir con su programa", porque Israel "va a dar los pasos militares necesarios para detener la producción de uranio de Teherán".

¿No deberían tomarse estos hechos como un acto hostil? Se trata sin duda de un acto provocativo y debería tomarse seriamente a la luz de la reciente incursión de Israel en el espacio aéreo sirio para bombardear una instalación militar, y de su ataque de 1981 contra el reactor iraquí de Osirak.

Ruido de sables

El tema clave es saber si Israel está haciendo meramente un ruido de sables para persuadir a Irán a que acepte el último paquete de coacciones de la Unión Europea, o si realmente el asunto va letalmente en serio.

El jefe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohammad Al Baradei, parece considerar que va en serio, y ha declarado que si Irán es atacado él dimitirá.

"No creo que lo que he estado viendo en Irán constituya un peligro grave y urgente. Si se lanza un ataque militar contra Irán, me sería imposible continuar en mi trabajo", ha dicho. Y ha avisado de que un ataque de este tipo convertiría a la región en "una bola de fuego".



Linda S. Heard es una escritora especializada en asuntos de Oriente Medio.


Fuente: Gulf News, 1 de julio de 2008 / Information Clearing House
Traducción Observatorio de la Islamofobia


Véase también:

Mark Glenn
Vanunu critica el apartheid de Israel


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