¿Es la "amenaza terrorista" un montaje más de Bush y Cheney?



por Sherwood Ross



En lo que supone la política de criminalización racial más masiva desde que los japoneses-americanos fueron hacinados en campos de detención durante la Segunda Guerra Mundial, la administración Bush ha impuesto tras el 11-S que 80.000 ciudadanos árabes y musulmanes residentes en los Estados Unidos sean fotografiados, se tomen sus huellas dactilares y se fichen en "registros especiales". Lo dice la revista The Nation. Esta publicación informa de que el FBI sometió a interrogatorios a otros 8.000 extranjeros, y que más de 5.000 residentes extranjeros han sido puestos en "prisión preventiva" - un total de 93.000 personas han sido obligadas a registrarse, sometidas a interrogatorios, o encarceladas.

"A fecha de septiembre de 2007 ni una de esas personas ha sido acusada de ningún delito terrorista", dice un artículo titulado "Por qué estamos perdiendo la Guerra contra el Terror". Leyendo los datos que presenta, y examinando otras fuentes accesibles, surge sin embargo la pregunta de si la "amenaza terrorista" a los Estados Unidos no está siendo brutalmente exagerada, por no decir directamente que se trata de un completo montaje.

Y he aquí por qué: El sistema de arrestos en masa sin juicios ni sentencias se está repitiendo en Oriente Medio con resultados parecidos. El régimen de Bush está deteniendo y encerrando sin cargos a miles de hombres y chicos inocentes, para hacer parecer que constituyen una amenaza "terrorista" para América. Sí, chicos: algunos de tan sólo ocho años.

Según los autores del artículo de la revista The Nation, David Cole -profesor de Derecho de la Universidad de Georgetown- y Jules Lobel -profesor de Derecho de la Universidad de Pittsburgh-, el régimen de Bush no tiene nada con qué acusar a los encarcelados en Guantánamo, a pesar de que el ex secretario de Defensa Rumsfeld proclamara a bombo y platillo que eran "lo peor de lo peor".

"Incluso los "Tribunales de decisión del estatus de combatiente", creados por el Pentágono, catalogaron como combatientes con los Taliban sólo al 8 por ciento de los cerca de 500 prisioneros que había allí en 2006. Más de la mitad de los 775 prisioneros de Guantánamo han sido puestos en libertad", escriben Cole y Lobel. Los norteamericanos tenemos que preguntarnos pues, ya que Bush se jactaba en 2003 de que los Estados Unidos habían detenido a 3.000 sospechosos terroristas: ¿Por qué el gobierno no los ha procesado?. Como informaba Jane Mayer el 3 de julio de 2006 en The New Yorker: "Sólo diez de los más de 700 hombres encerrados en Guantánamo han sido formalmente acusados de haber hecho algo incorrecto".

El antiguo presidente Jimmy Carter escribió en su libro Our Endangered Values [Nuestros valores amenazados] (Ed. Simon & Schuster) que, tras visitar seis de las 25 prisiones estadounidenses, la Cruz Roja encontró "107 prisioneros por debajo de los dieciocho años, algunos de tan sólo ocho años de edad".

¿Terroristas de ocho años? Y el periodista de investigación Seymour Hersh informó de que había de 800 a 900 muchachos pakistaníes bajo detención, con edades entre trece y quince años. No importa que la Cruz Roja y Amnistía Internacional hayan "recogido pruebas sustanciales de tortura a niños, confirmadas por soldados que presenciaron o participaron en los abusos", como escribe Carter. Parece que el régimen de Bush está arrancando a niños de colegio de sus padres para construir sus estadísticas de detenciones de "terroristas".

El periódico británico The Guardian traía el 15 de marzo de 2005 una preocupante entrevista con el Dr. Rafiullah Bidar, director regional en Gardez de la Comisión Independiente Afgana por los Derechos Humanos -una entidad fundada por el Congreso de los Estados Unidos para investigar los abusos de los señores de la guerra.

"Todo lo que hago hoy en día es registrar quejas contra los militares estadounidenses", se lamentaba Bidar. "Muchos miles de personas han sido acosadas y detenidas por ellos. Las que han sido puestas en libertad dicen que había entre ellas, detenidos también, extranjeros que habían sido traidos a este país para ser procesados. Nadie ha sido acusado en firme. Nadie ha sido identificado. No se permite a ningún observador internacional entrar en las cárceles estadounidenses". Bidar sacó un manojo de denuncias: "Las personas que han sido detenidas cuentan que fueron maltratadas brutalmente, los métodos que usaron contra ellas resultan inimaginables".

Una vez más, detenciones en masa, seguidas de ausencia de acusaciones, y duros confinamientos con torturas.

The Guardian ha informado de que los sospechosos de terrorismo son encerrados en unas 25 prisiones a lo largo de Afganistán, el eje de la red de prisiones estadounidenses, y en docenas de cárceles en Pakistán, Uzbekistán, Jordania, Egipto, Tailandia, Malasia, Indonesia y en la isla británica de Diego García.

Los responsables militares estiman en más de 60.000 los iraquíes que han sido detenidos y encarcelados desde la invasión estadounidense. Soldados norteamericanos entrevistados por The Nation (30 de julio) dijeron que "la mayoría de los prisioneros eran o inocentes o sólo culpables de infracciones menores". El especialista de la reserva del ejército Aidan Delgado -25 años, de Sarasota, Florida-, que estaba en la 320ª Compañía de la Policía Militar, declaró: "Yo leí los partes de todos los prisioneros de Abu Ghraib, donde se especificaba por qué estaban allí. En la lista sólo había robos insignificantes, ebriedad pública, y olvido de los documentos de identidad expedidos por la Coalición."

Delgado añadió: "Esos no son terroristas. Esos no son enemigos nuestros. Son sólo gente corriente, y los estamos tratando de manera muy dura". Hasta los oficiales de inteligencia estadounidenses admitieron a la Cruz Roja que el 70 ó 90 por ciento de los prisioneros de Abu Ghraib estaban encerrados por error. Una vez más, el mismo modelo de conducta criminal por parte del régimen Bush.

Y en cuanto a los "terroristas" en nuestro país, el FBI admitía en 2005 que todavía no habían identificado ni una sola "célula durmiente" de "Al Qaeda" en todos los Estados Unidos. "Y siguen sin hacerlo desde entonces", escriben Cole y Lobel, "salvo que usted cuente al grupo de Florida detenido en 2006, cuyo paso fundamental en un supuesto plan para volar las torres Sears fue haber encargado botas de soldado, y cuya única "conexión" con "Al Qaeda" fue hablar con un informante del FBI que se hacía pasar por miembro de "Al Qaeda".

Significativamente, Cole y Lobel anotan que en diciembre de 2005 la Comisión bipartita del 11-S le puso al gobierno "suspensos en muchas de las medidas de seguridad nacionales, incluyendo el asesoramiento de las vulnerabilidades infraestructurales, las medidas de seguridad contra las armas de destrucción masiva, la vigilancia de pasajeros y mercancías de las líneas aéreas, el trasvase de información entre la policía y las agencias de inteligencia, etc."

¿Se trata de mera incompetencia, o más bien de que la Casa Blanca es deliberadamente laxa porque sabe que la "amenaza terrorista" es una cosa que ha fabricado ella misma? En definitiva, el pueblo norteamericano necesita preguntarse para conocer la verdad: ¿Por qué tan pocos procesos? ¿Acaso no hay apenas procesos porque de hecho no hay terroristas? ¿Las acusaciones contra los miles de personas encerradas hoy en prisiones son tan sólidas como las acusaciones de Bush contra Saddam Hussein por las "armas de destrucción masiva"? Fijémonos en este detalle final: El último ataque "terrorista" en suelo estadounidense fue el ataque con antrax en octubre de 2001 que mató a cinco personas ...y el antrax usado fue rastreado hasta unas instalaciones militares de Estados Unidos.


Fuente: Global Research, 16 de septiembre de 2007
Traducción Observatorio de la Islamofobia