La Facultad del Derecho de Guantánamo de la Universidad de Harvard

Una escuela para torturadores


por Francis A. Boyle



No es sorprendente que el número de enero de 2007 de la Revista Americana de Legislación Imperial -también conocida como Revista Americana de Legislación Internacional [American Journal of International Law], pero fundada y todavía manejada por funcionarios de los departamentos de Estado y de Defensa de los Estados Unidos- haya publicado un artículo del recientemente jubilado profesor de la Facultad de Derecho de Harvard Detlev Vagts defendiendo el sistema de juicios-farsa en Guantánamo del Pentágono, a pesar de que éstos hayan sido tajantemente condenados por todas y cada una de las organizaciones pro derechos humanos, y por la propia Corte Suprema de los Estados Unidos con ocasión del caso de Hamdan contra Rumsfeld (2006).

No voy a hacer aquí una vez más la lista de todas las gravísimas deficiencias de los juicios-farsa de Guantánamo desde el punto de vista de la legislación internacional y de las leyes constitucionales de los Estados Unidos. Baste decir que los juicios-farsa de Guantánamo constituyen crímenes de guerra según la legislación de guerra, las cuatro convenciones de Ginebra, e incluso según el propio manual de campo 27-10 del ejército USA. El manual de campo 27-10 fue redactado para el Pentágono por mi antiguo profesor de legislación de guerra, el fallecido Richard R. Baxter, que fue considerado la mayor autoridad mundial en la materia.

Desde aquellos días de estudiante me he personado en cinco procesos de consejo de guerra que fueron organizados según el Código de Justicia Militar del Pentágono, que todavía sigue sigue sin aplicarse en los juicios-farsa de Guantánamo, y esto a pesar de la resolución de la Corte Suprema de que el Código de Justicia Militar debería aplicarse en Guantánamo. Me personé en la defensa de cinco miembros del personal militar estadounidense que en cada caso actuaron con valentía, integridad, principios y conciencia, arriesgando gravemente su libertad:

El cabo del cuerpo de marines Jeff Paterson, el primer militar estadounidense que se opuso a la guerra genocida del presidente Bush padre contra Iraq; la capitán médico del ejército Yolanda Huet-Vaughn, el militar de más alto rango procesado por rehusar participar en la guerra genocida del presidente Bush padre contra Iraq; el capitán Lawrence Rockwood, que fue llevado ante un consejo de guerra por intentar parar la tortura en Haití después de que la administración Clinton invadiera ilegalmente el país en 1994; el sargento del ejército Camilo Mejía, el primer militar estadounidense llevado a consejo de guerra por rehusar participar en la guerra de agresión del presidente Bush hijo contra Iraq; y el teniente primero del ejército Ehren Watada, el primer oficial comisionado llevado a un consejo de guerra por su rechazo a participar en la guerra de agresión del presidente Bush hijo contra Iraq.

Puedo dar fe a partir de mi personal implicacion de que estos cinco consejos de guerra bajo el Código de Justicia Militar fueron procesos-espectáculos al mejor estilo estalinista, producidos y dirigidos por el Pentágono. Estos cinco consejos de guerra me demostraron lo acertado del viejo dicho atribuido a Groucho Marx de que la justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música. Y en comparación, los juicios-farsa de Guantánamo ni siquiera se rigen por ese Código de Justicia Militar.

Los juicios-farsa de Guantánamo serán montajes propagandísticos al estilo de los procesos estalinistas, y sus procedimientos preliminares ya han demostrado que son parodias de la justicia. Todavía peor, los juicios-farsa de Guantánamo se convertirán rápidamente en cadenas de ejecuciones para supuestos y ya torturados "sospechosos de terrorismo", siguiendo las grandes lineas de la cámara de ejecución de Texas manejada por George Bush hijo cuando era gobernador de ese estado y torturó hasta la muerte a 152 víctimas por medio de la inyección letal. Guantánamo se convertirá en un campo de exterminio de los Estados Unidos de América.

Hoy, bajo las cuatro convenciones de Ginebra, ejecutar personas detenidas como resultado de un conflicto armado, sin un juicio justo y ante un tribunal constituido de modo normal, constituye un grave crimen de guerra. Bajo la Primera Enmienda de la constitución de los Estados Unidos, el profesor Vagts tiene libertad para defender crímenes de guerra siempre que él no participe en su comisión, o incite a ellos, o ayude a ellos. Pero ¿dónde está exactamente esta línea para los profesores de Derecho?

Desde este punto de vista, la Facultad de Derecho de Harvard tiene actualmente al menos cinco profesores que han defendido la tortura y los crímenes de guerra:

El propio Vagts, que defendió el maltrato del entonces recién capturado presidente de Iraq Saddam Husein, a pesar de haber sido considerado públicamente como prisionero de guerra por la administración de Bush hijo y por lo tanto absolutamente protegido por la Tercera Convención de Ginebra de 1949 y la Convención Contra la Tortura.

El infame Alan Dershowitz, un criminal de guerra autoinculpado. Dershowitz reconoció públicamente ser un miembro del comité del Mossad encargado de aprobar los asesinatos de palestinos, que viola las convenciones de Ginebra y es por lo tanto un grave crimen de guerra.

La entidad neo-con conocida como Richard Parker.

Otro de mis antiguos profesores, Waco Phil Heymann. Con anterioridad Waco Phil había sido adjunto de la fiscal general de los Estados Unidos Janet Reno, la carnicera de Waco. Reno ordenó la masacre de Waco, mientras Heymann organizó su falsificación mediática, ganándose en aquellos días el mote de Waco Phil. ¡Esta gente incineró mujeres y niños!

El criminal de guerra Jack Goldsmith, que cuando trabajaba como abogado para la administración de Bush hijo, primero en el Pentágono y luego en el departamento de (In)Justicia, se esforzó mucho en designar, justificar y aprobar las espantosas atrocidades contra los derechos humanos que la administración Bush hijo ha llevado a cabo desde el 11-S. Goldsmith y su compinche, también abogado de la administración Bush hijo, el profesor John Yoo, tienen una función análoga a la del profesor nazi de Derecho Carl Schmitt, que justificaba cada atrocidad que Hitler y los nazis llevaban a cabo, por más repugnante que fuese.

A pesar de mis esfuerzos por impedirlo, el decanato de la Facultad de Derecho de Harvard ha contratado al criminal de guerra Goldsmith, sacándolo directamente de la administración Bush hijo, sabiendo perfectamente que estaba metido hasta las cejas en los juicios-farsa de Guantánamo, en torturas, crímenes de guerra, desapariciones organizadas, asesinatos, secuestros y crímenes contra la humanidad, por lo menos. Y cuando el Washington Post publicó el memorándum del Departamento de (In)Justicia, la decana de la Facultad de Derecho de Harvard, Elena Kagan, se jactó como respuesta de lo "orgullosa" que se sentía de haber contratado a este notorio criminal de guerra. Previamente Kagan había anunciado públicamente que el futuro de los estudios de Derecho Internacional en Harvard estaría en las "buenas manos" del criminal de guerra Goldsmith. ¡Cuánta trágica verdad! La neo-conservadora Facultad de Derecho de Harvard y su decanato han querido deliberadamente contratar a este neo-nazi arquitecto legal de los montajes de la administración Bush hijo, entre ellos la llamada "guerra contra el terrorismo", porque ellos apoyan completamente todo esto, incluyendo sus elementos esenciales de tortura, juicios-farsa, crímenes de guerra, asesinatos, secuestros, crímenes contra la humanidad y crimenes de Nuremberg contra la paz.

Tras el atentado terrorista con bombas en el Edificio Federal Murrah, llevado a cabo por Timothy McVeigh y Terry Nichols, en lo que se dijo una venganza por la masacre de Waco, no recuerdo que la neo-conservadora Facultad de Derecho de Harvard defendiera los juicios-farsa, la tortura, los crímenes de guerra y la vigilancia policial racista de los varones judeo-cristianos blancos de América. Pero por el contrario, tras el 11-S la esencialmente racista blanca Facultad de Derecho de Harvard no ha tenido problema con la tortura, los juicios-farsa, los crímenes de guerra y la vigilancia racista de los musulmanes/árabes/asiáticos. Precisamente por esto han contratado al criminal de guerra Goldsmith, para que enseñe tales prácticas criminales a sus propios estudiantes de Derecho,y así un día pueda convertirlos a su vez en criminales de guerra racistas al servicio del gobierno de los Estados Unidos. La mayor parte de la Facultad de Derecho de Harvard y su decanato han sido siempre visceralmente fanáticos y racistas contra los musulmanes/árabes/asiáticos u otros pueblos de color desde al menos los tiempos en que yo me matriculé por primera vez, en septiembre de 1971.

La Facultad de Derecho de Harvard y sus decanos ya no se dedican a formar abogados, miembros de tribunales y funcionarios de lo penal. Son un fraude. Groucho Marx pudo haber dicho: Harvard es a una Facultad de Derecho lo que la tortura es al Derecho. No enviéis vuestros hijos a la Facultad de Derecho de Harvard, porque serán formados como criminales de guerra racistas. La Facultad de Derecho de Harvard es una cloaca neocon.


Francis A. Boyle obtuvo un doctorado cum laude de la Facultad de Derecho de Harvard (1976) y un doctorado en Ciencias Políticas (1983) de la Universidad de Harvard. Enseñó durante dos años en el Harvard College y en el Centro de Asuntos Internacionales de Harvard. Entró en la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois en 1978, donde actualmente enseña Legislación Internacional Pública, Derechos Humanos Internacionales, Ley Constitucional Estadounidense de Asuntos Exteriores y Jurisprudencia, y ha impartido cursos con anterioridad de Legislación Criminal, Organizaciones Internacionales, y Legislación Internacional y Política Mundial. Es autor de once libros, incluidos sus últimos: Protesting Power: War, Resistance and Law (Rowman & Littlefield, 2008) y Breaking All The Rules: Palestine, Iraq, Iran and the Case for Impeachment (Clarity Press, 2008).



Fuente: Global Research, 16 de junio de 2008
Traducción Observatorio de la Islamofobia

__________________________