La islamofobia está ligada a la pérdida de derechos civiles y a la erosión de la democracia

Derechos civiles, integración e islamofobia en Europa

por A. Sivanandan



Pidiendo prestada una frase de otros tiempos, un espectro ronda Europa – es el espectro del nativismo. Sólo que en este tiempo, se encarna en las políticas, la propaganda y en el prejuicio ramplón de los gobiernos de Europa y de sus sátrapas de los medios de comunicación, bajo el disfraz de los valores del Iluminismo y de una civilización amenazada.

El nativismo -que el diccionario describe como la protección y reafirmación de las culturas nativas y tribales contra la aculturación- es, en nuestro tiempo de globalización, fundamentalismo del mercado y capitalismo de barones ladrones, el primer paso hacia el fascismo.

Ya Roma está al mando de un alcalde de la extrema derecha aclamado como el nuevo Duce. El gobierno de Londres está a merced de un burgués gentilhombre cuyo desprecio de clase alta por la gente negra, se revela en su descripción de los niños negros como “los negritos con sonrisas de melón” y que se ha preguntado “si un casamiento entre gays esta okey ... por qué no un casamiento... entre tres hombres o incluso entre dos hombres y un perro”. Francia esta en manos de un playboy de la Riviera que ya ha condenado a los habitantes de los suburbios como escoria y se lamenta que los inmigrantes sacrifican corderos en las bañeras. Holanda, bajo la cubierta de un falso pluralismo de separación que huele a apartheid, ha alimentado una cultura de racismo derechoso que justifica la demonizaciónn de los musulmanes sin excepción. Toda Italia está en manos de un hombre, quien a través de su propiedad de la prensa y la TV y en coalición con la Liga Norte (cuyo jefe, Umberto Bossi, incitó a la Marina Nacional a hacer fuego contra las naves con inmigrantes) ahora controla ambas Cámaras del Parlamento. “Nosotros” se ufanó Berlusconi al ganar las recientes elecciones, “somos la Nueva Falange”, rememorando la España de Franco.

Lo que estamos presenciando aquí y ahora es la emergencia de una tendencia fascista que no está confinada a la extrema derecha sino que ha entrado en la linfa política de Europa. La causa de esto no debe ser buscada en una analogía de con los años 30 sino en la constante erosión de la infraestructura de la democracia hoy. Y aquí no estoy hablando de la democracia electoral, que es la que hoy la extrema derecha usa como su instrumento - a través del populismo al poder- y que en todo caso ha mostrado ser una parodia sea tanto para Bush, Berlusconi o Mugabe en sus diferentes estilos. Estoy hablando de los cimientos de la democracia, los sustentos de la democracia en el sistema de bienestar social, el gobierno local, las libertades civiles, el gobierno de la ley, etc.

Pero el estado- nación bajo la globalización ya no es más un estado de bienestar trabajando por los intereses de su gente sino un estado-mercado regulado por y trabajando para los intereses de las corporaciones transnacionales. O sea, la globalización necesita de un estado que la libere a través de la desregulación, las privatizaciones, la flexibilidad financiera- todo lo cual milita contra el estado de bienestar.

Igualmente antitético al fundamentalismo de mercado es el gobierno local que en Gran Bretaña ha sido vaciado de la mayor parte de sus competencias y reemplazado por entes semiautónomos thatcheristas y funcionarios blairistas. Pero el gobierno local es la verdadera esencia de la democracia, porque es allí que la gente aprende a tomar en sus manos sus propios asuntos, donde los temas del terreno que se pisa pone unos junto a otros en una comunidad cohesiva, donde tú puedes ver que tu voto hace una diferencia tangible, donde la estructura piramidal de la autoridad resuena con democracia. El gobierno local es la escuela de la democracia.

En todos estos embates a la democracia está el sistemático desmantelamiento de las libertades civiles montado con las políticas del miedo, del enemigo interno y de la islamofobia - todo en nombre de la lucha contra el terrorismo que uno hubiera pensado debiera haber empezado con el retiro de Irak, con detener el desangre de Palestina y con cesar esta limpieza cultural contra el Islam europeo.

En síntesis, la islamofobia está intrínsecamente ligada a la pérdida de derechos civiles y a la erosión de la democracia. Por consiguiente la lucha por las libertades civiles debe incluir la lucha contra la islamofobia. La lucha contra la islamofobia debe incluir la lucha por las libertades civiles y la democracia. No existen luchas separadas aquí.

Cualquiera sea la lucha específica en la que estemos comprometidos -sea la guerra contra la pobreza, la islamofobia o el antisemitismo- no debemos perder de vista la lucha más amplia. Es sólo entonces, en el proceso de devenir juntos comunidades de resistencia, que podemos llegar a ser comunidades en cohesión. Integración y comunidades en cohesión no pueden ser impuestas desde arriba. Deben crecer desde abajo.

A. Sivanandan es el director del Institute of Race Relations de Londres.

Traducción de María Luján Leiva
Fuente: Rebelión, 23 de mayo de 2008