Sobre las protestas de los suburbios de París


por Alex Lantier



Las revueltas han sacudido los suburbios del norte de París por dos noches consecutivas, tras la muerte de dos jóvenes, Moushin y Larimi, en Villiers-le-Bel hacia las cinco de la tarde del domingo 25 de noviembre. Los jóvenes viajaban en una moto que fue embestida por un coche de policía, y fueron dejados allí por muertos.

Los detalles básicos de la colisión no se discuten ya. Según el diario Le Monde, "la moto patinó unos veinte metros", y "el frontal del coche de policía se rompió y el parachoques se partió". Los policías se marcharon rápidamente de la escena de los hechos a pie.

Le Monde cita a Younes B., un vecino de Villiers-le-Bel: "Un segundo equipo de policías acudió a recoger a sus colegas. Pero no hicieron nada por los dos chicos".

La fiscal Givry y la Inspection Générale de la Police Nationale (IGPN), la agencia nacional encargada de investigar conductas inapropiadas de la policía, han iniciado una investigación por "homicidio involuntario y no asistencia a personas en peligro".

La televisión RTL de Bélgica entrevistó a un vecino que dijo: "Una señora acudió a ayudarles, era enfermera. Les dio los primeros auxilios. Cuando llegaron los otros chicos del barrio, ella les dijo: "Se acabó, han muerto". Ella estaba sola, los policías se habían largado."

Al final llegaron los bomberos, que intentaron ayudar a las víctimas. Omar Sehouli, hermano de uno de los fallecidos, contó a la RTL: "Hablé con un bombero. No voy a decirle su nombre porque él me pidió que no lo citara. Me dijo: "Francamente, entre nosotros, los policías han sido unos cobardes".

Hay muchos indicios que señalan que el incidente fue deliberado. Según los periodistas del diario Libération, "el uso que hacen los medios de comunicación del término "homicidio involuntario" es particularmente indignante para los residentes de la zona, muchos de los cuales están convencidos de que la colisión fue provocada deliberadamente por el grupo de policías".

Libération añade: "Parece ser que había cierta tensión entre una de las víctimas y los policías. El padre de Larami ha declarado hoy que uno de los policías había amenazado a su hijo la semana pasada. Ha descrito una discusión con uno de los policías que le dijo literalmente a su hijo 'Te las vas a ver con nosotros'."

Las protestas empezaron esa noche y evolucionaron a una batalla campal entre la policía y los vecinos. La policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma a los manifestantes, que lanzaron piedras y botellas. Éstos marcharon luego hasta el apeadero de trenes, quemando las comisarías de policía de Villiers-le-Bel y Arnouville y destrozando sus ordenadores.

Le Monde comentó: "A pesar de los refuerzos enviados desde toda el área de París, las fuerzas de policía -equipadas con chalecos antibalas, balas de goma y granadas lacrimógenas- han tenido las mayores dificultades para restaurar el orden. Han intentado bloquear los movimientos de los grupos "altamente móviles", según un responsable de la policía en el lugar, pero sin éxito. Numerosos vecinos insultaban a la policía según esta pasaba delante de ellos, y la policía no dudaba en replicarles de la misma manera."

Según los datos facilitados por la oficina de la fiscal, cuarenta policías resultaron heridos, incluido un comisario gravemente herido. Los medios de comunicación franceses no han dado datos del número o la gravedad de los heridos entre los manifestantes.

Al día siguiente, cientos de policías fueron desplazados a la zona.

El IGPN hizo público un informe interno el lunes que buscaba provocadoramente lavar la conducta de la policía. Exculpaba a los policías de todos los cargos y confirmaba las "informaciones policiales" según las cuales el incidente fue un "accidente de tráfico" debido a que los jóvenes viajaban "a gran velocidad", mientras que el coche de policía se movía "normalmente, sin acelerar y sin sirenas".

Sobre la cuestión de por qué la policía no dio la ayuda apropiada a las víctimas del "accidente", el informe afirma con descaro que "éste es un punto difícil del caso, que invita a hacer más investigaciones". El informe añade a continuación que la policía "no cometió ningún error grave".

La fiscal Givry anunció: "No voy a permitir que nadie diga que los servicios de policía no asistieron a los jóvenes".

Los vecinos de Villiers-le-Bel se manifestaron el lunes por la tarde. Los que iban a la cabeza de la manifestación llevaban imágenes de Moushin y de Larami con amargos textos: "Descansen en paz. Muertos el 25 de noviembre de 2007, sin ninguna razón."

El lunes por la noche se iniciaron nuevas protestas en seis suburbios vecinos: Villiers-le-Bel, Cergy, Goussainville, Sarcelles, Garges-lès-Gonesse y Ermont. Las fuentes policiales hablan de 36 coches incendiados, además de papeleras, una escuela primaria y una biblioteca. Se contabilizaron treinta policías heridos, incluidos dos heridos graves. De nuevo, no hubo datos de los heridos que no eran policías.

Las autoridades temen que, de seguir, estas protestas puedan ser una reedición de los disturbios de noviembre de 2005, que se desencadenaron por la electrocución de dos muchachos mientras huían de la policía en el suburbio parisino de Clichy-sous-Bois.

Un responsable policial declaró a Le Monde: "Hace mucho tiempo que no se veía tal concentración de fuerzas de policía. Ni siquiera en 2005 se vio algo como esto. El barrio ha sido completamente 'seccionado'."

Este uso de un lenguaje que procede de la lucha colonialista francesa contra la población de Argelia en los años 50 no es accidental. La política de movilizar enormes cantidades de policías para efectuar raids en los barrios pobres -una política acaudillada por Sarkozy cuando era ministro del Interior en 2003- ha contribuido a transformar las relaciones entre vecinos y policía en una constante guerra de baja intensidad, que explota cada vez que la policía mata a alguien.

Las sospechas de los vecinos de que las muertes fueron intencionadas están completamente justificadas. Este acto de violencia policial se produce en un contexto político concreto -la llamada de los sindicatos de grandes transportes a oponerse a los recortes de pensiones del gobierno Sarkozy.

Cada vez que se convoca una gran movilización de masas en los últimos años -por ejemplo en 2003 contra los recortes de pensiones del entonces primer ministro Jean-Pierre Raffarin, o en 2006 contra las reformas de los contratos de primer empleo de Dominique de Villepin- el gobierno ha pretendido desatar los prejuicios racistas o religiosos contra los musulmanes y los emigrantes, que constituyen una gran parte de la población de los suburbios más pobres. En 2003, Raffarin preparó una ley para prohibir los pañuelos islámicos en los edificios públicos franceses. En 2006, el gobierno Villepin aprobó una dura ley anti-inmigrantes inmediatamente después de las primeras manifestaciones sobre el contrato de primer empleo.

Por supuesto es difícil determinar si estas muertes en concreto han ocurrido porque las autoridades han alentado a los responsables de policía a adoptar una línea más dura contra la juventud inmigrante de los suburbios. Sin embargo, hay signos irrefutables de que se está preparando otra campaña de fomento de los prejuicios anti-inmigrantes.

Varios medios de comunicación, incluidos Libération y Le Nouvel Observateur, han informado de cómo Sarkozy suele despotricar contra los musulmanes en sus conversaciones diplomáticas con otros jefes de estado.

El periodista de Libération Jean Quatremer escribió el 19 de noviembre que Nicolas Sarkozy "pronunció una auténtica diatriba anti-musulmana delante de sus invitados. Según nuestras fuentes, el jefe de estado [Sarkozy] se lanzó a un discurso confuso, de veinte minutos, contra la 'excesiva cantidad' de musulmanes que hay en Europa". Este periodista informa también de que Sarkozy habló repetidamente de un "choque de civilizaciones entre el Islam y Europa".

Le Nouvel Observateur, en su artículo del 26 de noviembre sobre el tema, publica un vídeo de Sarkozy criticando las prácticas islámicas, tales como el sacrificio del cordero durante la fiesta del Aid.

En este contexto político actual, no hay que hacerse muchas esperanzas con las investigaciones que lleva a cabo la policía. La llamada de Sarkozy a la "calma" ante un encubrimiento policial raya el cinismo más repelente. Debería llevarse a cabo una investigación independiente, que estableciera la responsabilidad legal de los policías y la responsabilidad política de los principales políticos.

Fuente: World View News Service, 27 de noviembre 2007
Traducción Observatorio de la Islamofobia


Un vídeo contradice la versión de la policía francesa

Las imágenes que un vídeo aficionado grabó el pasado domingo del coche de policía que atropelló y mató a dos jóvenes en un suburbio de París ponen en entredicho la versión policial sobre este accidente.


Las autoridades francesas niegan que el lamentable estado en que quedó el vehículo se debiera a la violencia del impacto y atribuyen los destrozos en la parte delantera del coche- así como el parabrisas hundido-a golpes con barras de hierro posteriores al accidente.

Esta afirmación apoya la tesis oficial de que el coche no circulaba a gran velocidad y que fue la motocicleta en la que viajaban los jóvenes la que chocó con la parte delantera del vehículo.

Sin embargo, este vídeo, de cuya existencia informa hoy el diario francés Le Monde, muestra que, pocos minutos después del accidente, el coche ya presentaba los mismos destrozos que en las imágenes que han aparecido en la prensa.

Éstas corroboran las declaraciones de varios testigos del atropello que aseguran que permanecieron en todo momento junto al vehículo para protegerlo de cualquier agresión que pudiera entorpecer después la investigación.

Los testigos no presenciaron estos supuestos actos vandálicos a los que la policía atribuye el estado del coche.

El vídeo muestra incluso cómo los bomberos prodigan los primeros auxilios a los dos adolescentes atropellados, a quienes practican masaje cardíaco.

Los policías sostienen que en ningún momento dejaron solos a los dos jóvenes.

Esto supondría que, de ser cierta la versión policial, los supuestos vándalos tendrían que haber comenzado a golpear el coche mientras los heridos yacían en el suelo, puesto que ya entonces el vehículo presentaba los mismos daños que en las imágenes posteriores.

Según Le Monde, que contactó con el autor del vídeo, estas imágenes empezaron a grabarse tan sólo quince minutos después del accidente.

En ningún momento de la grabación se aprecian situaciones violentas y , aunque al final se aprecia tensión entre los presentes, no se produce agresión alguna al vehículo policial.

El rotativo parisiense interrogó a la policía y el ministerio del Interior francés sobre este vídeo. Ambos mantuvieron su versión.

También el primer bombero en llegar al lugar del accidente, en cuyo testimonio se basa la versión oficial, insiste en que, justo después del atropello, el coche no estaba tan dañado como en las imágenes que aparecieron después en la prensa.

El perito que debe determinar el lugar exacto del impacto en el coche todavía no ha entregado sus conclusiones.

Fuente: Público, 28 de noviembre de 2007