Aznar no pide perdón y, además, miente



El Plural.com 10/02/2007

El pasado Jueves, el telediario de la cadena de televisión La Sexta mostraba un acertado contraste entre las convencidas declaraciones de José María Aznar en febrero de 2003, en las que aseguraba que Irak contaba con armas de destrucción masiva y las que tuvieron lugar el pasado miércoles, en las que el ahora ex presidente, en su estilo habitual, aceptaba, como si no hubiera pasado nada, que la inexistencia de estas armas era ya un hecho conocido por todos. La cadena Cuatro realiza una contraposición similar de las declaraciones del ex presidnte. El contraste de los dos vídeos, así como otras imágenes, nos llevan a un interesante análisis.

El vídeo que muestra al entonces presidente del Gobierno haciendo campaña por la guerra de Irak recoge las principales razones que entonces Aznar esgrimía para apoyar la intervención: "El régimen irakí tiene armas de destrucción masiva, pueden estar seguras todas las personas que nos ven de que les estoy diciendo la verdad; el régimen irakí tiene vínculos con grupos terroristas y ha demostrado que es una amenaza para todos".

Todo el mundo pensaba como yo

Cuatro años después, con un país destruido y en plena guerra civil, llega una suerte de rectificación por parte del ahora ex presidente: "evidentemente, todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva y no había armas de destrucción masiva; eso lo sabe todo el mundo y yo también lo sé ahora, tengo el problema de no haber sido tan listo para haberlo sabido antes, pero es que, cuando yo no lo sabía, pues nadie lo sabía, todo el mundo creía que lo sabía".

Una peculiar forma de admitir un error, insultante por su arrogancia hasta para los propios miembros del PP.

Aznar miente

Además de no existir disculpa por ningún lado en estas afirmaciones, Aznar falta a la verdad al afirmar que "todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva". Las pruebas por parte de la ONU demostraron por entonces lo contrario -los inspectores no habían podido encontrar armas- y las multitudinarias -estas sí- manifestaciones en España y en todo el mundo mostraron la reticente actitud de los ciudadanos ante la ofensiva que, satélite de Washington, quería impulsar el Gobierno de Aznar.

Continuará...

Acierta Gabilondo al afirmar que Aznar admite una mentira -la existencia de armas de destrucción masiva- introduciendo otra -el hecho de que todos pensáramos en 2003 que éstas sí existían-. Estas personales declaraciones, lejísimos de representar disculpa alguna, siguen produciendo revuelo en los medios de comunicación, así como en los propios partidos políticos. Aznar, como a él le gusta, sigue estando en el candelero.